Neverwhere, Neil Gaiman, 2003. William Morrow Paperbacks.
Cuando Richard Mayhew ayuda a una chica que encuentra sangrando en una calle de Londres, se ve arrojado dentro de una realidad alterativa que existe en un laberinto subterráneo de desagües y estaciones de subte abandonadas. Su vida cambia para siempre: ha caído a través de las grietas de la realidad en un lugar diferente, un lugar que es ningún lugar.
En mi cruzada por leer absolutamente todo lo que haya escrito Neil Gaiman me topé con Neverwhere, la primera de sus novelas (fue publicada en 1996, como una novelización de la miniserie producida para la BBC).
Esta novela tiene todos los ingredientes propios de Gaiman: un contexto real y verosímil (una Londres actual) atravesada por un elemento fantástico y espeluznante (London Below - lo leí en inglés y no estoy segura de cómo serán las traducciones de los nombres. Sepan disculpar -, una Londres subterránea y sucia, con pautas sociales cuasi medievales), un protagonista mediocre y poco realizado, personajes fantásticos de carácter y personalidades fuertes y mucho, pero mucho ambiente siniestro. Es una fantasía urbana en su máxima expresión y Gaiman sabe cómo combinar todo estos elementos para delinear una novela atrapante.
De todas formas, y habiendo leído ya otros libros de él, Neverwhere se siente algo estructurada, esquemática. La novela progresa de forma esperable, con los elementos más básicos puestos en el orden más tradicional (introducción, encuentro con lo "otro", desarrollo del personaje, vinculaciones inesperadas, desafío y batalla, retorno y regreso, etc.). Y si bien esto no la vuelve aburrida - es Gaiman, nada de lo que escriba puede ser aburrido - sí me produjo una leve sensación de previsibilidad. Quizás esto sea porque es su primer novela, o quizás porque es una novelización de algo preparado originalmente para la televisión.
De todas formas Neverwhere abre paso, o da inicio, a lo mejor de Gaiman: su capacidad de crear escenas y ambientes horrorosos, perversos y siniestros, y mantener un tono de humor constante. Muchas escenas del libro están signadas por estos dos rasgos (y London Below es una magnífica construcción de lo siniestro: lugares comunes extrañados, sujetos ordinarios deformados, ratas como personajes, etc.), y ciertos personajes construyen sus personalidades a partir de ellos. Mr. Croup y Mr. Vandemar, por ejemplo, son dos villanos excepcionales, que no sólo salen del estereotipo esperable sino que, además, combinan a la perfección frases y acciones sobre tortura con comentarios sobre la terrible ropa que llevan puestas sus víctimas.
Neverwhere capta la esencia que tanto atrae a los fanáticos de Gaiman y puede leerse como el principio de una línea de escritura que después prolifera y se diversifica. Es una lectura entretenida - aunque algo estructurada, en mi opinión - que suma puntos con cada escena perturbadora y cada comentario gracioso que hacen los personajes. Sin duda alguna es una lectura obligatoria para cualquier fan de Neil.