Nunca he sido yo muy de concursos, no me parecen la mejor forma de ganar. Lo que sea. Muchas veces son premios de risa por algo que requiere mucho esfuerzo, y en otras tantas ocasiones la justicia brilla por su ausencia en la elección de los ganadores. Especialmente aquellos en los que media un jurado "profesional" de por medio. Dicho esto, y una vez he soltado toda la mierda que se me ocurre relativa a ellos, confieso que me he presentado a uno de fotografía. Uno de los sencillos. De los de poco esfuerzo. Una simple foto en blanco y negro es lo que se requería. Y he aquí mi propuesta:
Se trata de uno de los muchos molinos que disfrutan altivos de las vistas del Waterland neerlandés. Concretamente en Zaanse Schans, Holanda, sin duda alguna uno de los lugares más pintorescos que he tenido el placer de contemplar. ¿Y por qué esta fotografía? Primero, porque tiene muchas tonalidades de grises, se aprecia el blanco y negro en toda su majestuosidad. Segundo, porque el viento y las nubes estaban a mi favor. Tercero, porque siempre he sido muy de paisajes. Y finalmente, porque se trata de un rincón diferente que puede captar la atención del espectador. No sé, hay muchas fotos que me gustan y que podrían haber sido las elegidas, pero me he decantado por ésta simplemente por participar con algo diferente. Por decir, yo estuve en ese concurso que no gané, pero me sirvió para seguir cultivando mi afición por la fotografía. Y como el viento que mueve molinos, julio se nos va...