Estoy en New York de nuevo. Esta ciudad me insufla vitalidad. Cada vez que vengo estoy más convencido de que en ella se fragua al futuro de la humanidad. Se marcan las pautas.
El ritmo es frenético y la predisposición de los neoyorquinos a acoger lo nuevo es legendaria. Aquí todo vale. Si estás aquí y tienes éxito, estás preparado para estar en cualquier lugar del mundo.
Hay muchos españoles en Nueva York, pero todavía son pocos. Y la imagen de España, “ni está ni se le espera”. Éxitos como los de Zara, Massimo Dutti, Mango o Desigual (la Armada del Retail) casi nadie los identifica con España.
La esperanza son una nueva generación de profesionales que están arraigando aquí, al menos por un tiempo. Pero hay mucho científico y poco empresario.
Queda mucho por hacer.