Palmerston North, una pequeña ciudad de apenas 80.000 habitantes a menos de 150 km de Wellington, tiene el honor de albergar el Museo del Rugby de Nueva Zelanda, donde se guardan los tesoros de este deporte del país.
"Cuando en 1969 surgió la idea de hacer un museo, el entonces presidente de la New Zealand Rugby Union, Tom Morrison, se dijo +si lo ponemos en Wellington no vendrá nadie de Auckland y si lo ponemos en Auckland no vendrá nadie de Wellington+ así que se trajo a Palmerston North", explica a la AFP el director del museo, Stephen Berg.
La idea había surgido de John Sinclair, un hombre de negocios que se encargaba de organizar viajes de aficionados de los All Blacks en las giras del equipo por el extranjero, que se encontró sin querer que tenía un baúl lleno de programas, insignias, corbatas, entradas y otros artículos.
Cuando Morrison y Sinclair, a finales de los sesenta, se encontraron con esos recuerdos pensaron que tenían que ponerlos en una exposición.
El museo ha ido recorriendo Palmerston North, teniendo cuatro sedes distintas, hasta que en agosto de este año abandonó los locales de Cuba Street, en un edificio antiguo al lado del estadio de rugby de la ciudad, el Arena Manawatu, para trasladarse al centro de la ciudad, en Main Street.
Una enorme fotografía de los All Blacks haciendo el haka recibe al visitante para luego transportarlo de década en década por la historia del rugby de Nueva Zelanda.
Una vitrina, la joya de la corona del museo, reúne quince artículos, bajo el nombre de los "XV raros", los elementos más valiosos del museo, entre los que destacan el silbato y la moneda que se han utilizado en el partido de inauguración en cada una de las siete ediciones del Mundial de rugby desde el primer torneo en 1987 en Nueva Zelanda.
El silbato fue utilizado originalmente por el referí galés Gil Evans en partidos de los All Blacks (1905), los Springboks (1906) y los Wallabies (1908) en sus giras por Gran Bretaña.
Evans regaló ese silbato a otro árbitro galés, Albert Freethy, que dirigió la final de rugby de los Juegos Olímpicos de París en 1924.
La moneda está ligada también al árbitro Freethy, cuando en una gira de los All Blacks por Inglaterra en 1925 un aficionado neozelandés, Hector Gray, dejó al galés un florín para el sorteo de inicio del partido entre los equipos de Nueva Zelanda e Inglaterra ya que los capitanes no tenían una moneda.
En el museo se exponen medio millar de objetos del rugby de Nueva Zelanda, desde programas, entradas, camisetas de los años 1880 hasta artículos recientes como las botas que utilizó el capitán de los All Blacks en el Mundial de 1987, David Kirk, ganado por su equipo, o un balón de aquel torneo firmado por todos los jugadores de la selección neocelandesa.
Las botas de Kirk fueron donadas por su madre, Diane, que vive en Palmerston North, sin que el jugador lo supiera.
"Kirk fue invitado un día a jugar un partido con antiguos All Blacks y le dijo a su madre que se las mandara y ella le explicó que las había donado al museo. Diane fue al museo, las recuperó, se las envió a su hijo, que jugó el partido y se las reenvió a su madre, quien las volvió a traer el museo", explica Berg.
Aunque expone unos 500 artículos, el museo tiene catalogados unos 40.000 objetos, además de otros 13.000 aproximadamente sin catalogar.
"Todas las semanas tenemos donaciones de gente que nos trae cosas", afirma Berg, mientras muestra en su despacho un par de docenas de cosas donadas por particulares en las últimas semanas.Fuente: AFP