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¿Neymar, culé?

Publicado el 23 diciembre 2011 por Futbolgol

¿Neymar, culé?Según fuentes fiables próximas al blog -mis intuiciones y deducciones-, Neymar acabará siendo jugador del FC Barcelona. La conexión directa Rosell – Brasil (tanto con Nike como con la Confederación Brasileña de Fútbol), la predisposición del jugador, su inmenso talento, el visto bueno de Messi y la necesidad a medio plazo del Barça de dar con un futbolista de primer nivel que mejore las prestaciones de Villa como falso extremo izquierdo, parecen motivos suficientes para hacer viable el fichaje.

El gran hándicap para Neymar es su personalidad, el circo montado a su alrededor y la presumible complicada adaptación de su juego. Futbolísticamente existen pocas dudas con él. Por lo que ofrece ya y por el bastísimo potencial que se le supone. Independientemente de que Guardiola siga más o menos tiempo al frente de la nave azulgrana, Neymar es de los pocos jugadores capacitados técnicamente para ser titular en el Barcelona actual. O, por lo menos, está en disposición de serlo si se cumplen una serie de consideraciones.

¿Qué debería pasar para que Guardiola diera luz verde a la operación? Fundamentalmente, hacer de Neymar un jugador de perfil más colectivo. Que esté dispuesto a rebajar su individualismo en beneficio del colectivo. Ya lo logró Guardiola en su momento con Henry, que cuajó una magnífica temporada y demostró que pese a ser una leyenda, no le dolían prendas a la hora de remangarse, ocupar la banda, presionar y convertirse en más asistente que finalizador. Parecido ocurre con Villa, readaptado a la izquierda por la filosofía Barça tanto en su club como en la Selección. Alexis y Pedro aparte, el Barça parece predispuesto a seguir potenciando esa posición exterior con jugadores trabajadores, con capacidad de sacrifio, hábiles en la ejecución de diagonales, técnicamente dotados para el juego asociativo y perfectamente sabedores, y eso no se negocia, de que la estrella es Messi y que más allá del astro argentino, no hay cabida para otros egos.

Neymar cumple con la mayoría de las premisas. A su técnica invididual y su conducción en velocidad le añade una facilidad goleadora nada desdeñable y una virtud pasadora y combinativa muy propia del fútbol brasileño en general y del Santos en particular (basta recordar al Santos de Robinho y Diego, por ejemplo). El conflicto llegaría con los humos de Neymar, el circo que le acompaña, su ego voraz y su innata voluntad de ser el niño en el bautizo y el muerto en el entierro. Guardiola ya fue capaz de readaptar el juego de a Henry o Villa y, sin duda, sería capaz de volver a conseguirlo si las dos partes estuvieran predispuestas a ello. ¿Lo estarían?

No cabe duda de que el Barça actualmente es una maquina casi perfecta con un añadido: para esa posición de jugador-exterior los chicos formados en La Masia cuentan con una ventaja notoria: conocen a la perfección los automatismos del rol y, como muchachos canteranos que son -con el currículum todavía por llenar-, presionan hasta morir y no dicen una palabra más alta que otra.

Así las cosas, a la espera de ver qué pasa con Villa una vez se recupere y de la evolución del cumplidor Pedrito, el prometedor Alexis y la aparición fulgurante de Cuenca (sin olvidarnos de Tello), la dirección deportiva culé tiene el margen suficiente para pensar detenidamente qué posibles fichajes manejar. Seguramente los niveles de autoestima de Neymar hayan bajado algunos puntos tras la final intercontinental en Japón. Probablemente, el correctivo culé a Neymar y sus muchachos supuso una cura de humildad para la emergente estrella carioca. De seguir en esa línea y siempre que se mostrase receptivo a su “reconversión”, el fichaje de Neymar estará marcado en rojo para el Barça.

De Neymar y de Guardiola depende. Si Neymar se pone al servicio del grupo estará en el mejor lugar posible en el que desarrollar todo su fútbol. Si Guardiola está por la labor, podrá asumir el reto de tallar el mayor diamante en bruto del fútbol mundial fuera de las fronteras de La Masia. No se atrevió Pep en su momento con Robinho cuando su incorporación estaba cerrada por la secretaría técnica del Barça. ¿Lo hará esta vez con el muchacho de la cresta? Apuesten que sí. El fichaje de Neymar, como el de Cesc el pasado verano, no solo supone una subida de nivel futbolística; es también un fichaje político. Fichando a Cesc, el Barça se aseguró que éste no mejorase la medular de los principales rivales, además de garantizar la continuidad de su imperial centro del campo. Con Neymar en el frente de ataque, sucedería algo similar.

Y vosotros, ¿qué opináis?


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