El fichaje del brasileño ya le ha costado a Rosellel cargo y le puede costar mucho más al Barça. Hubo pugna entre él y Pérez, el del Madrid, por hacerse con el joven futbolista, y por cosas de las que ahora nos vamos enterando acabó de culé. Pero no es ahora mismo el tema, enfilando como estamos el tramo final de la temporada. Lo de los dineros y las trampas irán saliendo a poco que la justicia haga su trabajo, gracias a la denuncia ejemplar de un socio barcelonista.
Hablando exclusivamente de fútbol, desde aquí señalamos al principio que Neymar causaría problemas serios al Barça. Y el tiempo nos está dando la razón. Por un lado, como decíamos, con él a la izquierda y dos laterales muy ofensivos: Alba y Adriano, Iniesta perdía su sitio natural. Al menos en el que ha brillado más desde que eclosionó con Guardiola – antes jugaba a ratos en el Barça, eclipsado por Ronaldinho –, jugando ahí mismo también en la selección y llegando a ser considerado como uno de los tres mejores jugadores del mundo varios años seguidos. Pero claro, como es producto de la cantera y no hay nada económico que rascar a su costa, ante la posibilidad de fichar a una promesa brasileña que decían sucesor del mismísimo Pelé, como antes dijeron de Robinho, los dedos se le hicieron huéspedes a algunos; a Rosell el primero. ¿Ustedes se imaginan a cualquier equipo brasileño con dinero tratando de fichar a una promesa española con el riesgo de oscurecer el juego de un consagrado propio con multitud de títulos; campeón del mundo entre ellos? Pues yo tampoco.
Ni en ningún otro país harían nada semejante salvo apuesta firme de un técnico de prestigio. Algo de esto ha pasado en el Bayern de Pep con Thiago, compitiendo con éxito con algunas vacas sagradas bávaras. Pero en ningún caso es comparable ningún futbolista alemán con nuestro Iniesta, en nada.
El segundo problema viene de la convivencia en la plantilla con Messi. Al principio llegó aquél, y aún sigue, con el hábito de la humildad; pero conforme se van sabiendo cosas de sus emolumentos directos, indirectos y oscurecidos, el asunto se complica. De momento tendrán que subir notablemente el salario del argentino para evitar males mayores, pero el descosido ya está hecho. El varias veces balón de oro ya ha visto que los papeles lo aguantan todo y que sus actuales directivos, cómplices de Rosell, le hicieron el avión a sus espaldas. Y volaron billetes por doquier mientras a él le daban palmaditas de buen chico. Ese culebrón empieza ahora.
Y el tercero viene del ostracismo al que mandará a posibles canteranos o jugadores importantes en los últimos años, caso de Tello o Pedro, que juegan en su puesto. Éste, que puede parecer de menor importancia que los anteriores, no lo es de ningún modo. El canario, por ejemplo, ha demostrado cosas y ganado títulos que el brasileño tardará mucho en lograr, si es que llega. Y el extremo-extremo, si le dieran oportunidades tendría un techo muy alto.
Mucho me temo que el enigma Neymar será la herencia envenenada que el dimitido Rosell dejará al Barça. ¡Y vaya tela como no ganen nada este año!
Algo parecido le pasó al Madrid de don Florentino en su primera etapa. Ganó tres títulos seguidos con la herencia deportiva recibida y los importantes retoques personales de Figo, Zidane y algo de Ronaldo, pero con ellos en la plantilla tuvo que coger las de Villadiego en Mallorca después de una derrota vergonzante tras tres temporadas sin tocar pelo. Y esos fichajes estuvieron bien, pero dejar que el Barça se reforzara con Eto’o, entonces propiedad blanca, y con Ronaldinho, a quien tuvo prácticamente fichado del PSG pero que por querer dejarlo un año en París se le escapó rumbo al Camp Nou, fue malo; siendo a la postre la causa de su huida porque hicieron superiores a los blaugranas dejando al Real en plan segundón. Y como Rosell, Pérez dejó la herencia entonces de un Madrid ramplón, perdido entre galácticos e ingobernable.
Y hablando de los blancos, yo me pregunto cuántos goles hubiera marcado Negredo de haberle dado las oportunidades que a Benzemá, buen futbolista sin duda pero demasiado irregular para tener mucho recorrido merengue por mucho que ahora se le aplauda. Pero claro, fue otro capricho presidencial. Ningún canterano tendrá nunca esa confianza mientras Pérez presida fichando. ¡Oído, Jesé!