Los 77 mil 357 aficionados que se dieron cita en el Estadio Azteca estuvieron a la altura de la NFL en México. No hubo necesidad de gritos homofóbicos para presionar al rival; tampoco se arrojó objetos al campo “para hacerse sentir”, la gente de México demostró, como lo hizo un par de meses atrás, que estando unida puede ser un espectáculo aparte.
La llegada al Estadio
La gente llegó al Azteca desde temprano, cientos de puestos de comida ambulante recibieron gustosos a quienes optaron por desayunar cerca del inmueble. Tortas de pierna, chilaquiles verdes y rojos, birria capaz de curar resacas y quesadillas fritas o al comal, desprendieron ese olor característico que enamoró a más de un extranjero que se animó a probar un auténtico platillo mexicano.
El ambulantaje tampoco perdió tiempo para sacar provecho. Donde un niño pedía su gorra de los Pats, su papá aprovechaba para comprarse un paliacate de los Raiders. Chalecos, fotos, cascos, bufandas y hasta parches para el ojo con el logo de los “locales” fueron algunos de los artículos más comprados por cantidades desde los 50 y hasta los 300 pesos.
Hubo poco que criticar, si acaso, la gente que igual se animó a ir en coche a pesar de la cantidad de opciones de transporte público que había. Situación que ocasionó que vecinos de colonias aledañas rentaran su garage hasta en 500 pesos.
El Tailgate, la fiesta previa
Para quienes llegaron antes de las 14:00, el acceso no fue ningún problema. Un detector de metales y un cateo después, las explanadas del Estadio Azteca esperaban a quienes quisieran vivir la experiencia total de un juego de NFL.
Como era de esperarse, lo más tedioso era intentar comprarse un jersey o una gorra de los equipos. Faltó más puntos de venta para ese tipo de merchandising para evitar las aglomeraciones en las filas. La comida tuvo un efecto parecido, aunque en la mayoría de los casos el servicio era rápido y se atendía pronto.
La comida y bebida
Había que llevar la cartera bien llena, porque con menos de 300 pesos era complicado salir satisfecho del Azteca. La cerveza en 130 pesos podrían parecer un exceso, pero al venir con un vaso conmemorativo de Pats o Raiders según la preferencia, podría parecer buen negocio. Pero en los alimentos había una disparidad notable, las papas de bolsa en 70 pesos o cinco tacos de canasta en 60 pesos son algunos alimentos que la gente prefirió evitar.
El ambiente
De todo, lo mejor. La interpretación del Himno de los Estados Unidos a cargo de Luis Coronel incluso arrancó algunos aplausos, pero lo que se vivió en el Himno Nacional Mexicano fue algo capaz de erizar la piel. Si no eran fans de Miajares, fue lo de menos, su voz casi no se escuchó gracias a las gargantas de miles de personas que lo interpretaron a capela.
Impresionante el Himno Nacional en el Azteca #NFLMexico pic.twitter.com/YklqZ6LHCi
— NFL México (@nflmx) November 19, 2017
La presión del público
El grito homofóbico no se hizo presente. Tal vez, en la patada de salida hubo alguna parte de la afición que lo gritó, pero al no encontrar cuórum desistieron en sus intentos. En cambio, si existió ruido, silbidos y todo lo que es sanamente permitido para molestar al rival. No existió una mayoría notable en la grada, por lo que los dos QB’s tuvieron que arreglárselas con el ruido. Aunque los gritos de ‘Bra-dy, Bra-dy” fueron lo más sonoro de todo el encuentro.
Let's go!
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Al final, la NFL no debería tener ninguna duda en que México es un gran lugar para venir a jugar uno o más juegos de temporada.