Ni así

El Parlamento Europeo ha aprobado un informe sobre fianzas públicas elaborado por el eurodiputado conservador italiano Alfredo Pallone,

En dicho informe la Eurocámara denuncia los riesgos presupuestarios de dar competencias a las regiones sin dotarlas de capacidad para recaudar impuestos y financiarlas. El informe se refiere en concreto a España cuando denuncia los riesgos de situaciones como la que existe en España, “donde la descentralización se financia principalmente por transferencias del Gobierno central y no está respaldada por responsabilidades sub-nacionales en el lado de los ingresos”.

Además afirma que los esfuerzos para reducir el déficit “deben repartirse de forma justa entre las distintas administraciones teniendo en cuenta los servicios que prestan” y que la  “existencia en los Estados miembros de sectores gubernamentales o ministeriales sin competencias o tareas concretas”  en el contexto de crisis actual “se deberán suprimir” porque “restan eficiencia a la administración e invitan al despilfarro”

El informe recomienda también que se reduzcan las partidas dedicadas a financiar “ocupaciones improductivas o actividades meramente gananciales”, además de “gastos innecesarios en Defensa como la compra de nuevos y caros equipamientos militares”. Y también pide elaborar “análisis de costes y beneficios en todos los proyectos de infraestructuras con un peso presupuestario significativo” y resalta que países con elevados niveles de deuda pública siguen aumentando el número de trabajadores públicos a pesar del compromiso político de no hacerlo o incluso reducirlo.

En resumen, casi todo lo criticado en el informe es aplicable al caso español: en proporción, el reparto del límite del déficit otorga al Gobierno central un déficit cuatro veces superior al de las CCAA, a pesar que sus gastos solo suponen el 15 % del PIB, y el resto de críticas se resumen en la muy pendiente reforma de la Administración Pública y en el hecho que si se hubiese aplicado el criterio que el informe da como único válido para decidir la construcción de infraestructuras no existirían buena parte de las líneas del AVE y más de un aeropuerto, pero si tendríamos corredor mediterráneo.

En mi opinión, al informe solo le falta una referencia al maldito asunto de la corrupción para ser un buen resumen de muchas de las cosas que se han hecho mal en este país, y que se pretenden seguir haciendo mal porque ellos no se equivocan nunca.

Este es un país incomprensible. Todo el mundo habla de corrupción, los partidos se echan en cara los casos de corrupción unos a otros, pero nadie hace absolutamente nada para acabar con una mierda que hace tiempo que sobrepasó el nivel del ventilador, y que además la ciudadanía hace tiempo pide a gritos que se dé a los corruptos el trato contundente que se merecen, sean quienes sean.

A pesar de que en el informe se hace referencia expresa a España, por supuesto que nuestro gobierno central no se va a dar por enterado, e incluso podría darse el caso que la Sra. De Cospedal dijese algo así como “es que por ahí hay países que hacen muy mal las cosas, no como nosotros”. O sea que ni así alguien conseguirá que un gobierno de este país lleve a cabo las reformas que deberían estar completadas desde hace mucho tiempo. Adjunto dos de las viñetas-discurso de Batllori de La Vanguardia en relación con  el mismo tema.

 Desgraciadamente un informe como este, emitido y aprobado por el Parlamento europeo sirve de muy poco, porque en la U.E. las únicas decisiones que tienen validez y eficacia son las que se toman en base al mercadeo político, y los informes técnicos, aunque en la U.E. son de un altísimo nivel, solo sirven para cubrir el trámite y dar falsa imagen de seriedad .

En mi opinión uno de los más graves defectos de la U.E., sino el peor de ellos, es que una institución como el Parlamento Europeo, cuyos miembros son elegidos por sufragio universal, y en consecuencia seleccionados por la ciudadanía, no pasa de tener un papel simplemente testimonial, cuyas decisiones pueden ser modificadas e incluso suspendidas y aplazadas en Bruselas , sin más y en petit comité,  por cuatro comisarios de la U.E. por los que nadie ha votado para el cargo que ocupan.