Revista Deportes

Ni con 12 nos ganaron

Publicado el 21 marzo 2014 por Carlos Romero @CarlosRomeroSFC

POR CARLOS ROMERO

Ni el mejor guión imaginado por un sevillista podría superar lo ocurrido estos días de enfrentamiento europeo contra el otro equipo de la ciudad.  Que ganasen en campo ajeno, posibilitar que se lo creyesen, que se regodeasen y pavonearan, para asestarles el golpe de gracia a la vuelta y hacerles perder la mirada en el infinito. Solo para que no nos convirtiesen en el nuevo “cherzi” ya merecía la pena ganar, por no mencionar que nos jugábamos unos cuartos de final en nuestra competición natural, tras una década casi ininterrumpida en la misma.

Tuvimos que ir allí, poner las cosas en su sitio y recordarles quiénes están aquí para dominar Sevilla y de qué colores exactos se compone esta ciudad.

Ni aún siendo doce y jugando con uno más, como ellos dicen, pudieron con el equipo grande de Andalucía, quizás sin darse cuenta que la Historia pesa demasiado. La Historia de los campeones tiene un valor que les pesa como una losa, esa es la que reparte justicia cuando las cosas están igualadas puntualmente en el terreno de juego. Ejercieron de bocazas una vez más y les ha salido el tiro por la culata pensando que la piel del oso estaba vendida antes de haberlo cazado, y este se levantó para asestarles el que posiblemente sea el zarpazo definitivo esta temporada y veremos cuántas más. Todo esto tras una semana en la que se lo creyeron, aparcaron esa falsa humildad –victimismo- que les caracteriza.

Pero olimos su miedo, lo vimos en sus rostros, casi lo tocamos. Entonces supimos que ganaríamos.

El sevillismo ha dado una lección sobre cómo comportarse ante la adversidad, solo así se puede ser el máximo exponente del fútbol andaluz, por eso se es grande. Agotamos las entradas y pedimos más frente a quiénes esperaban una goleada y devolvieron gran parte de ellas. Nosotros fuimos a Heliópolis vencidos sobre el papel real, ellos aún tenían la portería a cero. Marcamos el primer gol.

Ha sido una semana de trabajo intenso, había que seguir asustándoles, hacerles recordar por qué nunca nos sobrepasaron, por qué siempre fueron por detrás del grande. Sacamos la gloria a pasear, no vivimos del pasado, nadie nos ha quitado los títulos actuales, porque son actuales, y les recordamos permanentemente, a pesar de los exabruptos recibidos durante estos días, quiénes nacieron para dominar Sevilla.

¿De verdad alguien se imagina a un sevillista decir que su club es el primero en conseguir una eliminatoria local en Europa? ¿Se podría ser más zafio, palurdo y cateto al convertir el hacer algo por primera vez en un título?

Este escenario es el que nos esperaría durante años, recordándonos machaconamente que nos ganaron en una simple eliminatoria de UEFA como si de una final se tratase, cuando en realidad lo que se llevarán es el recuerdo de haber podido entrenar en nuestro césped, ¿cuándo tendrían una oportunidad así en su vida de soñar militar en un grande? Quisieron ser partícipes de esta competición devaluada, competir para conseguir ese paragüero que tan poquísimo les gusta, pero por el que matarían a su propia madre para conseguirlo y nosotros tenemos dos e iremos esta temporada a por otro.

La final comenzó a ganarse tras el partido contra el Real Valladolid, el equipo se conjuró ante la afición para enviarles ese mensaje de grandeza. Y la afición respondió gritándoles que no solo no era una vergüenza haber perdido en el Ramón Sánchez-Pizjuán frente a ellos, sino que les harían pagar cara su ofensa. Así fue.

Solo quedaba apretar los dientes, ser una piña, aterrorizarles, hacerles temblar y ganar. Se ha demostrado una fe en el equipo, hemos creído en los nuestros, no hubo fisuras, fue una comunión perfecta. Ahora que vengan a hablarnos de campos vacíos, de peperviú, de mayor número de seguidores, o de todas las fantasías animadas de ayer y hoy que quieran. Fabricamos como afición el escenario perfecto para llevar a cabo eso que solo se produjo ocho veces en toda la historia, es decir, la remontada europea.

En definitiva, y a diferencia de ellos, nosotros no íbamos a ganar un derbi, nosotros fuimos a clasificarnos para Europa, algo que ellos nunca entenderán.

La Historia del fútbol en esta ciudad se escribe con letras de oro y tiene un solo nombre: Sevilla Fútbol Club.

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