Magazine

Ni el dinero ni el amor. Primera parte.

Publicado el 11 marzo 2011 por Angeles
Siempre se ha dicho eso de “las ciencias adelantan que es una barbaridad”, y no pasa un día sin que comprobemos la certeza de tal aseveración. Pero hay algo que todavía no se ha descubierto y que a mí me quita el sueño, o por lo menos me lo coge prestado. Algo, que además, parece imposible de descubrir. No, no me refiero a la cura para el resfriado, sino a algo mucho más etéreo e insondable: el origen del lenguaje. ¿Cómo empezó el hombre a hablar? ¿Cómo nació esa capacidad asombrosa de comunicarnos por medio de sonidos articulados? ¿Cómo serían las primeras palabras pronunciadas por un humano, allá en las cavernas, en los albores de la humanidad? Qué fascinante misterio.
Y  parece que, efectivamente,  se da por hecho que esto nunca se llegará a saber, lo cual a mí personalmente me deja sumida en una especie de vacío existencial. Porque el lenguaje, la comunicación mediante el habla, es la base de todo lo que somos.Unos dicen que el dinero es lo que mueve el mundo; otros dicen que es el amor. Pero no. Lo que mueve el mundo es el lenguaje, la palabra. Y de ahí deriva todo lo demás. Por eso, que no sepamos cómo surgió lo que nos hace humanos y  gobierna nuestra civilización desde sus orígenes, me causa desazón, no lo puedo evitar.
Ni el dinero ni el amor. Primera parte.Maticemos un detalle: sí que se conoce el origen de la capacidad física de hablar. Se sabe cómo evolucionaron los órganos que intervienen en la producción de sonidos: los pulmones, la laringe, las cuerdas vocales, la lengua, el paladar, etc; y cómo pasaron de servir para otras cosas, como respirar, o tragar,  a servir además para hablar. Hace algún tiempo, por cierto, hablamos aquí del FOXP2, el gen que nos hace parlantes.Pero cómo pasó el hombre de tener esa capacidad física de producir sonidos a poder expresar mediante esos órganos fonadores lo que se le pasaba por el pensamiento, eso no se sabe.Los expertos en la materia no paran de darle vueltas al asunto, y proponen teorías diversas, algunas muy graciosas, intentando explicar el enigma. Pero, para mi desilusión, ninguna suficientemente sólida y coherente.
(Continuará)

Volver a la Portada de Logo Paperblog