Revista Opinión

Ni Goebbels ni puñetas, crónica de tribunales

Publicado el 14 agosto 2014 por Romanas

Ni Goebbels ni puñetas, crónica de tribunales
   Detrás de Luis Suárez, podemos ver la entrada al TAS, Tribunal de Arbitraje Deportivo
Un tío de casi 100 años como yo ha vivido en casi todas las calles del mundo. 

Y una de esas calles era El Puntarrón, allí donde el pueblo perdía su decencia, enfrente mismo de la casa de La Muda, la casa de las putas. Y viviendo allí presencié más de 1000 peleas entre esta buena gente y aprendí la gran lección de La Muda. En todas las peleas, ella, La Muda, como todo el mundo, tenía sus favoritas y comenzada una de aquellas cruentísimas batallas que casi siempre acaban con arañazos y tirones de pelo, ella, la dueña de la casa se apresuraba a decirle a su favorita: “Díselo, coño, que te lo va a decir”. Y su pupila, claro, la obedecía: -Puta, coño, que eres una puta, hija de la gran puta. Pues eso, exactamente, eso es lo mismo que hacen ahora los periodistas, sobre todo deportivos, cuando se pelean. Todos ellos le atribuyen a sus contrincantes defender al equipo favorito de los poderosos. De modo que, para los madridistas, el Barça es el equipo del poder -¿de qué poder será, coño?- y uno de ellos incluso llegó a formular una famosa teoría que llamó el Villarato aún contando con los hechos incontrovertibles de que toda la FEF estaba integrada desde el conserje de la puerta hasta el seleccionador nacional pasando por Hierro, el director deportivo, por furibundos madridistas, y eso ¿qué coño tenía que ver?, no se trataba sino de cumplir a rajatabla con el sabio precepto de La Muda aquella vieja puta de mi pueblo: “Díselo que te lo va a decir”. O sea que los madridistas, con toda la FEF en pleno ocupada con armas y bagajes por ellos, afirmaban sin ninguna clase de rubor que el Barça era el que mandaba allí, mientras que los culés hacían todo lo contrario, RM era igual a la FEF. Pero en toda buena disputa, como en aquellas de enfrente de mi casa, o sea, casa de La Muda, alguien forzosamente, tiene toda la razón. Y ahora todos dicen que la culpa es del tal Goebbels, el ministro de Prensa y Propaganda de Hitler, sí, ese tío que dijo, parece que por 1ª, vez que una mentira repetida mil veces se convierte inexorablemente en una verdad axiomática. Y, como siempre, la costumbre, esta malísima costumbre se ha convertido en ley, si v. acude al As comprobará, asombrado, que de todo lo malo que pasa en el fútbol español, o sea, que la culpa de todo lo que pasa, la tiene el Barça, coño, sí, hasta de eso de que el juez Ruz y Hacienda empapelen a todos los jugadores que este indisciplinado equipo le birla al Madrid, sí, y, si por casualidad, lo que lee v. es el Sport o el Mundo Deposrtivo, lo mismo sólo que al revés, todo los males del futbol español tienen su origen en el RM, lo que ocurre es que, en este caso, es verdad. ¿Por qué? Porque el fútbol no es, como pretenden algunos, muy mal intencionados por cierto, un mundo aparte, no, coño, no puede serlo porque en él no hay compartimentos estancos sino que el puñetero no es sino un micromundo, en el que se hallan reflejados todos los males del mundo mayor, el macromundo. Y así como la vida del mundo normal, el que se halla fuera del jodido fútbol, se halla dominada íntegramente por eso tan bonito que Pablo Iglesias ha llamado con toda la razón del mundo “casta”, lo mismo, exactamente lo mismo sucede en ese otro mundo, micromundo que hemos dado en llamar futbolístico, y es que no puede ser de otra manera porque los personajes son los mismos, sólo que a veces se visten de otra manera. Yo publicaba aquí, ayer un post, que titulaba “Libertad, ¿para qué? Botín y su botones”, en cuya fotografía ilustrativa podía verse un triángulo equilátero formado por 3 lados, determinados por el propio Botín, Florentino Pérez y César Alierta. ¿Qué 3 buenas patas para un banco, inmejorables, eh? Y la leyenda que se podía leer debajo, decía:

‘Botín: "Voy a felicitar a Rajoy por lo bien que lo está haciendo"’. ¿Tengo que recordar también ahora que Botín es uno de los banqueros de cabecera de ese tercer hombre que es Florentino, al que ha ayudado a comprar a fondo perdido, a Cristiano Ronaldo, Kaka o Bale, o que Alierta, el amo de Telefónica, acaba de comprarse ese otro gran juguete que es Canal Plus? En realidad, todos ellos son uno y el mismo, no es que unos  favorezcan a otros, no, es que todos ellos van en el mismo jodido barco, que para que funcione necesita de su más íntima colaboración de manera que no se trata de un juego de hoy por mi que mañana por ti, sino que siempre es todo por todos ellos a la vez, y lo del fútbol también, claro, ellos no son tan tontos como parecen o se lo hacen toda esa caterva de falsos periodistas, pseudo intelectuales. De modo que la Omertá está rígidamente cerrada, no hay, no pueden permitírselo ninguna clase de fisuras porque si las hubiera por ellas podría filtrarse algo que lo hiciera explosionar todo. En estas condiciones, toda la prensa, todos los diarios, como un sólo hombre, incluso los que por su pertenencia a uno u otro partido, a uno  u otro club, deberían de ser enemigos cierran filas porque de lo que se trata es de salvar al sistema, ese establishment del que todos ellos forman parte sean cuales fueren sus opiniones, y sí, ahora, es verdad que todo el mundo ha cerrado filas en torno al Real Madrid, RM, pero es que era así como había que hacerlo, porque ha sido el jodido Barça, un outsider por naturaleza, por su propia condición, “mes que un club”, el que ha metido la pata no respetando a muerte las categorías, los estamentos, los entramados, y el muy jodido no se le ha ocurrido otra cosa que meterse por medio y arrebatarle al RM un par de fichajes que, por su propia naturaleza, le correspondían a éste que no sólo ha sido, es y será el mejor, sino que debe de serlo, de modo que el castigo no sólo debe de ser ejemplar sino inexorable. Todo el organigrama mundial se ha movido como un sólo hombre. Y no han sido ya tan sólo los estamentos netamente deportivos como la Fifa, la Uefa y sus respectivos órganos y comités, y sus tribunales específicos, tan anacrónicos, los que se le han echado encima al Barça con una furia nunca vista por cualquier otro motivo, sino que es toda la estructura sociopolítica mundial la que ha reaccionado con tal virulencia que se han olvidado de adoptar o de dejar de tomar las medidas más necesarias para que la apariencia de normalidad, de legalidad, de imparcialidad, de equidad, en suma, del menor atisbo de justicia se hubiera cumplido. Y así no sólo no se han preocupado de guardar las más elementales formas, preceptos legales tan inexcusables como los de “nullum crime, nulla poena sine previa lege”, o sea de tipicidad, de proporcionalidad, de peligrosidad social, absolutamente elementales en los casos de “iure condendo” si es que se trataba de eso,  sino que incluso se ha violentado obscenamente el principio que prohíbe en todo caso el agravio comparativo, haciendo caso omiso de ciertos precedentes, por ejemplo, Pepe, uno de los carniceros del RM, reconocido así universalmente, sólo ha sido rozado levemente por la ligera pluma del ala de un ángel cuando ha intentado matar a otro futbolista, sino que también en esa misma competición en la que se ha adoptado una serie de medidas contra Luis Suárez por morder en el hombro a un contrario, supuestamente, claro, porque yo he visto más de 100 veces las imágenes y no he podido certificar plenamente el hecho, lo que, en todo caso, sólo hubiera supuesto una mínima molestia para seguir jugando mientras una peligrosísima entrada con la rodilla por detrás contra Neymar, que ha estado a punto de dejarle inútil para el ejerciciode la profesión para siempre, no ha sido siquiera sancionada como falta. En fin, entrando ya, por último en el proceso sancionador que se le ha aplicado a Suárez, podemos comprobar que una instancia tras otra han ido respetando escrupulosamente la resolución del tribunal anterior excepto en este último caso del TAS, en el que sólo se han aceptado las alegaciones tendentes a desactivar la condena que privaba al jugador de facultades no sólo inalienables sino absolutamente intangibles desde el punto de vista de la perspectiva de los más elementales derechos humanos como son el del respeto a su propia integridad personal, en el aspecto fisiológico, ya que se le prohibía incluso entrenarse lo que, de haberse cumplido, hubiera terminado con él como atleta. Por eso, simplemente por eso, el último tribunal deportivo no es que haya corregido a su inferior sino que le ha ayudado a salir del atolladero en el que había incurrido, ya que de confirmar íntegramente la sentencia, el jugador y el Barça no habrían tenido más remedio que acudir a la jurisdicción ordinaria que hubiera enjuiciado este aspecto de tan inusitada condena con el mayor rigor, propiciando una crítica generalizada por parte de todos los organismos internacionales que cuidan de que no se infrinjan los derechos humanos.

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