“Ni nos doblaron, ni nos doblegaron, ni nos van a domesticar”

Esta madrugada ha muerto Marcelino Camacho. Un hombre que pasó su vida defendiendo a los trabajadores. Fue uno de los primeros impulsores de CC.OO. Marcelino sufrió violencia, tortura y cárcel por parte del franquismo, pero nunca le hicieron doblar sus rodillas.

Desde los primeros momentos en la Perkins, tras ser indultado, se dedicó a impulsar una organización que infiltrada en los sindicatos verticales pudiera defender, de verdad, a los trabajadores. De allí nacieron las primeras Comisiones Obreras. Por ello, fue apresado por el régimen y pasó nueve años en la cárcel de Carabanchel, donde pasó nueve huelgas de hambre. A la salida de la prisión, pronunció las famosas palabras: “ni nos doblaron, ni nos doblegaron, ni nos van a domesticar”.

Fue nombrado secretario general de CC.OO. y fue elegido diputado en 1977 y en 1979. Dimitió del parlamento por desacuerdo con unas leyes laborales que fueron apoyadas por su partido, el PCE, en un acto insólito de coherencia y de apoyo a los trabajadores. Fue secretario general del sindicato hasta 1987, que fue nombrado presidente de honor.

Ejemplar, honesto, responsable, trabajador, coherente. Siempre vivió como lo que fue, un trabajador y siempre fue coherente con su forma de pensar. Ni un paso atrás, su sonrisa, su jersey y su sentido común, al igual que sus ideas claras y rotundas, siempre nos acompañaron.

Hoy, a los 92 años, se ha marchado. Nos deja su ejemplo. Una vida dedicada a la defensa de los más necesitados. Nada ni nadie lo cambió. Vivió y murió honrada y modestamente, defendiendo sus ideas. Cuando tuvo que dimitir lo hizo, y cuando pensó que debía dejar el cargo, se fue. Toda la vida la pasó en la misma casa modesta de Carabanchel, con Josefina, su compañero de toda la vida. Sólo al final, debido a su precaria salud y a la falta de ascensor tuvo que irse a vivir a otro inmueble en Majadahonda. Y, hoy, se ha ido ligero de equipaje como los mejores.

Mi pésame a Josefina, a toda su familia, y a todos los trabajadores, para los que Marcelino fue algo más que un compañero: un ejemplo a seguir.

Su capilla ardiente se ha instalado en el edificio de Comisiones Obreras desde las 10 de la mañana de hoy hasta las 11.30 de mañana sábado, en la calle de Lope de Vega de Madrid. Desde donde a las 12 el féretro se trasladará a la Puerta de Alcalá para un último homenaje. A las 14.00 horas comenzará el entierro en el Cementerio Civil.

Gracias por todo compañero, que ha sido mucho y bueno. Cuando las piernas nos flaqueen, tu recuerdo nos mantendrá en pie.