Documentandome para la entrada sobre Pedro I el cruel /justiciero me tope con la historia del origen de esta conocida frase y decidí guardármela para la siguiente entrada, pero como se cruzó en el camino la audaz Ana Maria de Soto tuve que cederle el paso caballerosamente, y retrasar esta cínica frase para una posterior entrada, que da la casualidad que es esta entrada.
Empecemos nombrando a los protagonistas de esta cruenta historia de luchas fratricidas. Primero tenemos al ya mencionado Pedro I de Castilla, frente a él su hermanastro y ancestral enemigo, Enrique de Trastamara, que luego pasaría a ser Enrique II de Castilla, y como tercero en discordia el "pronunciador" de la frase Berdtrand du Guesclin.
Como contamos en la entrada de Pedro I este mantuvo guerras con medio mundo, pero la principal fue contra su hermanastro Enrique, que pugnaba por hacerse con el trono de Castilla apoyado por multitud de nobles deseosos de no perder sus privilegios. Entre las huestes del pretendiente se encontraban las temibles "Compañías Blancas" comandadas por Bertrand du Guesclin, un ejercito de mercenarios que recorrían Europa vendiendo sus brazos y espadas al mejor postor.
En el trascurso de la guerra entre hermanos se libró una batalla en las cercanías del Castillo de Montiel, en la que Pedro I sufrió una dolorosa derrota, teniendo que refugiarse en dicho castillo. Viéndose derrotado intento acercarse a du Guesclin para intentar pasárselo a su bando, y para esto mandó a uno de sus mas fieles servidores, Men Rodriguez de Sanabria, que intenta comprar al francés ofreciéndole villas y territorios. Este parece aceptar la oferta y concierta una cita con el rey en su tienda. Pero cuando Pedro I se presenta allí se encuentra con que esta su hermano Enrique esperándolo. Rápidamente desenfundan sus dagas y se enfrentan en una cruel pelea a muerte. Pedro lleva la iniciativa y derriba a su hermano cayendo sobre él dispuesto a acuchillarlo, pero en este momento interviene du Guesclin y tras pronunciar solemnemente la frase por la que pasaría a la posteridad "Ni quito ni pongo rey. pero ayudo a mi señor", agarra a ambos contendientes de los pies y les da la vuelta dejando a Enrique en mejor situación, situación que no dudaría en aprovechar para hundir mortalmente su daga en el corazón de su hermano.
Espero que os haya gustado la entrada y me dejéis algún comentario, ya conocéis el famoso dicho "Ni quito ni pongo blog, pero ayudo al blogueador".