Pues no, para nada desdeñamos algo o a alguien por el hecho de no estar o ser perfecto... Si así fuera, todo, y todos, estaríamos en el vertedero de nuestra ciudad. A menudo nos enamoramos de la belleza de la imperfección, y de ahí suele surgir el amor verdadero..., ese que dura siempre. Ya lo decía San Pablo en su primera a los corintios (uy, qué religiosas nos hemos puesto hoy), "Sólo el amor vive para siempre", aunque la persona amada se deteriore, envejezca y pierda tersura... No por eso se le da carpetazo y se canjea por otra. Pues eso mismo nos pasa con algunos objetos. Nosotras siempre guardaríamos todas y cada una de las preciosidades que hemos encontrado por la red, a pesar de no encontrarse en su mejor momento.
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Decididamente, una frase quedará para la posteridad... ¡Usar, y no tirar!