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Ni sí, ni no, sino todo lo contrario

Publicado el 12 junio 2010 por Kotinussa

No todo el mundo vale para político. Está claro que, entre otras cualidades, hay dos sumamente necesarias. Una es creer que son una especie de “protegidos” y que son inmunes a sucesos que han ocurrido en la época de sus rivales, y de los que se aprovecharon cumplidamente en su momento. La otra es padecer ese puntito de esquizofrenia que les permite declarar públicamente una cosa y la contraria, a veces simultáneamente.

Obama está teniendo su Katrina particular. Y ya ha empezado a farfullar esas excusas que no sirven para nada, no solucionan nada y no convencen a nadie. Primero fue esa frase tan efectista pero tan inútil y ridícula de “a quién tenía que patearle el culo para solucionar el tema”. Para que no quedara en evidencia alguien de su entorno debería haberle susurrado que no siguiera por ese camino, pues

a) él fue el candidato más beneficiado por las donaciones de BP en su campaña electoral (71.000 dólares por un lado y 160.000 por otro, donados a través de los empleados, argucia empleada para sortear la supuesta independencia de Obama al negarse a recibir dinero directo de las corporaciones),

b) cinco de los principales personajes del gobierno estadounidense tuvieron o mantienen vínculos directos con BP: el actual subsecretario de Energía, el actual director de la CIA, el enviado especial de la Casa Blanca a Medio Oriente, el coordinador nacional de la campaña de Obama en 2008 y el director de la Oficina Especial para la Promoción de la Reforma Sanitaria,

c) en junio de 2009, el Servicio de Administración de Minerales exceptuó a BP de elaborar un estudio de impacto ambiental exigido por ley en la zona donde la plataforma Deepwater Horizon debía trabajar. Obama ya había sido advertido entonces por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de que las investigaciones de este organismo a los proyectos petroleros no auguraban nada bueno. Pero, curiosamente, el presidente de Estados Unidos no hizo nada al respecto.

Y como la cosa no se arregla, sino que va a peor, ya ha llegado al puntito esquizofrénico. Simultáneamente aparecen dos declaraciones de Obama. Por un lado, se justifica de todo lo anterior diciendo que si hubiera hablado de la necesidad de tomar medidas enérgicas con las compañías petroleras y de invertir más dinero en tecnología para responder en caso de un vertido catastrófico, le habrían acusado de gobierno hiperregulador. Y claro, por nada del mundo quisiera él dar la impresión de ser un presidente hiperregulador. Al mismo tiempo se anuncia que se está preparando una ley según la cual el presidente podría cortar el acceso a Internet si considera que hay riesgo para la seguridad nacional. Las compañías que obedecieran a la Administracion y cortaran el acceso o alteraran el servicio de sus clientes tendrían inmunidad y los clientes no podrían acudir a los tribunales para demandarlas. Las compañías tendrían, además, el apoyo económico del Gobierno. Es curioso, cuanto menos, que para eso no teme que le consideren hiperregulador.

Y lo más gracioso es que en marzo Obama definía el acceso a internet como un derecho proponiendo para los 300 millones de estadounidenses una conexión de 100 megas como mínimo creando, además, una red de emergencia inalámbrica que diera cobertura a todo el país, una red “lo suficientemente robusta como para mantenerse en funcionamiento tras un desastre”.

¿Alguien entiende algo en medio de tanta contradicción?


Ni sí, ni no, sino todo lo contrario

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