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Ni siquiera para los viejos nunca es tarde: La espada salvaje de Conan nº 6, R. Thomas y A. Davis, Marvel-Panini 2020
Publicado el 05 abril 2020 por Lord_pengallanEsto, que ya os avance que me iba a pillar, me ha sorprendido. No esperaba gran cosa de él porque su guión es del mediocre R. Thomas, quencima está viejo, y las páginas de A. Davis que habían trascendido no eran gran cosa, pero al final sorpresas te da la vida.El guión de R. Thomas es atractivo. El tío ha escrito bien una historia de 2 partes típica del cimmerio. Esto significa que ha sabido aunar los viejos tropos de la versión marvelita del personaje de REH con lo actual. El erotismo y el Conan putero ya no existen, pero sigue el mercenario timador. Las mujeres son menos carne y pusilánimes, pero siguen siendo otras. Menos civilización no significa más honradez y menos crueldad, pero sí más conocimiento y por ello es el civilizado el que siempre patea lo preternatural con perjudiciales consecuencias. La Era Hiboria ahora es Disney, es decir, ninguno tiene sangre en las venas así que ninguno puede sangrar cuando le rajan las tripas, pero el cimmerio se sigue peleando. Así pues R. Thomas ha hecho aquí una de sus mejores historias para el Conan en color, lo que sorprende no tanto porque es un mediocre que lleva más de 20 años haciendo mierdolas, sino porque sus trabajos decentes suelen ser adaptaciones y aquí todo su historia es original. Se ve que conocer muy bien las convenciones del cimmerio y no tener presión le ha permitido escribir una historia típica y sencilla pero entretenida y sin su conocida prosa tan ampulosa como innecesaria.Esto es un A. Davis irreconocible. Mas no os asustéis porque es la excepción no la norma.Así pues la decepción no ha sido R. Thomas sino A. Davis. No obstante el tío ya con menos energía y motivación que antes sigue siendo mejor que muchos porque el dominio de la anatomía y la perspectiva no se pierden. Aquí, quizás por no contar con tiempo, está sobrio y no se complica la cosa. Sus páginas no son pobres pero no destacan en parte porque no están muy trabajadas. Aún así el tío se curra más que muchos el atrezzo con lo que sí ofrece Era Hiboria de tal modo questa bigrapa no es otra desas donde esta no está. Esto no falla, si el dibujante es yanki el mundo del cimmerio es de cartón piedra, si el dibujante es europeo es de Fantasía. Por otro lado no le quiero quitar al color funcional y pobre su parte de responsabilidad en questa grapa tenga un aspecto deslucido. A. Davis sesfuerza lo mínimo pero el color ni eso. Le da igual que el convencional coloreado digital no encaje con el dibujo clásico y limpio del inglés, y saprovecha del entorno montañés y cavernícola para ser soso. Antes esto daba igual. En el color analógico no había clases, si acaso prisas, pero en el digital hay clases y eso, como siempre, perjudica a los más desfavorecidos. Creo que debería haber la homogeneidad que había antes para las cosas en grapa. Antes el color no estropeaba nada pero ahora sí, así que no se puede colorear sin ver los dibujos.Y lo mismo pasa con el entintador. El tío aquí se limita a calcar y pasa de dar atmósfera y ayudar al dibujante (y al lector). No obstante, aunque A. Davis no se esfuerza sí propone un Conan interesante. Cercano al de J. Buscema en cuanto a mole de músculos pero distinto porque le da un rostro más leonino. El inglés le pone al cimmerio una nariz ancha, una cabecita cuadrada y una boca grande que lo hace menos bruto y realista. Creo questo es mejor porque Conan no es un personaje verosímil. Os traduzco esto porque la tradu de Panini es bastante rara: Nunca ates a un hombre a un árbol en el límite de bosque (la altitud máxima a la que llegan los árboles duna montaña).Así pues esta bigrapa es algo dantaño en tanto que es una lectura entretenida bien ejecutada. Carece de toda ambición y originalidad, Thomas no ha querido dar un broche doro a su obra sobre el cimmerio y Davis no ha querido que su única incursión en la Era Hiboria fuese memorable, pero compensa al consumidor y, sobre todo, ofrece un Conan marvelita decente no como el de Duggan.