Revista Cultura y Ocio

Ni tontas ni locas. Cuando anónimo era sinónimo de mujer

Publicado el 24 mayo 2018 por Desequilibros
Pese al grueso calibre de los desprecios que han dedicado a las mujeres filósofos e intelectuales de todas las épocas, si algo han demostrado las mujeres a lo largo de la historia es que no han sido ni tontas ni locas. Y eso es lo que hemos querido reflejar en este libro.

Ni tontas ni locas

Ni tontas ni locas.

En él encontrarás artistas, científicas, inventoras, escritoras, soldados, exploradoras, víctimas y heroínas de todas las épocas, precursoras y referentes en sus respectivos campos. Algunas son bastante conocidas pero imprescindibles; otras, actuales por revisiones recientes; y otras muchas casi completamente anónimas. La recopilación no pretende ser enciclopédica ni sistemática sino reivindicativa aun a sabiendas de que son mayores las ausencias que las presencias. Virginia Woolf acertó en el diagnóstico en Una habitación propia: “Me atrevería a aventurar que Anónimo, que tantas obras escribió sin firmar, era a menudo una mujer”.
Javier Sanz, Rafael Ballesteros Díaz; Ni tontas ni locas. Cuando anónimo era sinónimo de mujer. Ed. Oberon. 2018
Prólogo de Elisenda Roca, Olga Viza, Estrella Montolío y Rosa María Calaf.Ilustraciones de Xurxo Vazquez.
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"Existe un principio bueno que creó el orden, la luz y el hombre; y un principio malo que creó el caos, la oscuridad y la mujer". Palabra de Pitágoras.
Y la palabra de Confucio es que “tal es la estupidez del carácter de la mujer que en todas las cuestiones le incumbe desconfiar de sí misma y obedecer al marido".
Dice San Pablo en su primera Carta a los Corintios, versículos 34 y 35:
34 Como en todas las iglesias de los santos, que las mujeres callen en las asambleas, pues no se les está permitido hablar; más bien, que se sometan, como dice incluso la ley.
35 Pero si quieren aprender algo, que pregunten en casa a sus maridos, pues es indecoroso que las mujeres hablen en la asamblea”.
San Agustín era de la opinión de que “las mujeres no debe ser iluminadas ni educadas en forma alguna. De hecho, deberían ser segregadas, ya que son causa de insidiosas e involuntarias erecciones en los santos varones”.
Que “la mujer no es más que un hombre imperfecto” es de la cosecha de Averroes, pero ya Aristóteles había dicho lo mismo unos mil quinientos años antes.
De Santo Tomás de Aquino es la sentencia: ”…fue necesario crear a la hembra como compañera del hombre en la única tarea de la procreación, ya que para el resto, el hombre encontrará ayudantes más válidos en otros hombres”.
Y de Martín Lutero son las palabras "aunque se agoten y se mueran de tanto parir, no importa, que se mueran de parir, para eso existen".
Erasmo de Rotterdam explicaba en su Elogio de la locura que "la mujer es, reconozcámoslo, un animal inepto y estúpido aunque agradable y gracioso”, cuyo destino en la vida es “sazonar y endulzar” con su estupidez la tristeza del carácter varonil; y “si, por casualidad, alguna mujer quisiere ser tenida por sabia, no conseguiría sino ser doblemente necia”; justifica el proverbio clásico de que “aunque la mona se vista de seda, mona se queda” para concluir que “la mujer siempre será mujer, o sea loca, por muchos esfuerzos que realice para ocultarlo”.
Fray Luis de León afirmaba en La perfecta casada que la mujer fue hecha “para un solo oficio simple y doméstico”, y que “la naturaleza les limitó el entender, y por consiguiente, les tasó las palabras y las razones”.
Voltarie el ilustrado, el mismo que sostenía que “No todos los ciudadanos de un Estado pueden ser igual de poderosos, pero deberían ser igual de libres”, en su Diccionario filosófico, sentenciaba que las mujeres "han nacido para agradar y para ser el adorno de las sociedades; y parece que han sido creadas para suavizar las costumbres de los hombres".
Y Balzac era de la opinión de que “por muchas razones, no es bueno que la mujer estudie y sepa tanto”.
 La lista es larga… tal era la consideración hacia la mujer. Y, como ven, el arsenal utilizado durante siglos ha sido de grueso calibre y el fuego, proveniente de los más diversos frentes. Pero a pesar de todo ha habido a lo largo de la historia muchas mujeres que rompieron el molde y aplicaron, pese a todas las dificultades, la máxima de Virginia Woolf de que “no hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente”: todas derribaron barreras o marcaron el camino aunque corrieran suerte desigual.
Hablar a tontas y a locas es expresión antigua y siempre con doble sentido. Ya el prólogo del Quijote contiene unos versos donde Urganda la Desconocida, la maga protectora del Amadís de Gaula, previene al autor, Cervantes, de que debe andarse con tiento y dejarse de frivolidades porque “el que saca a la luz pape-(les) / para entretener donce-(llas) / escribe a tontas y a lo-(cas)”.
Luis Quiñones Benavente, en su Entremés cantado. El soldado, termina:
De aquestas palabras pocas,
no os agraviéis, damas, no;
que ya se sabe que yo
lo digo a tontas y a locas. 
 Y Juan de Robles, en El culto sevillano, retrata una escena en la que el fraile Juan Farfán se ve comprometido y cómo sale del paso: ·Convidáronle ciertas monjas para predicarles un sermón grave, dándole poco lugar de estudiar. Subióse al púlpito y escusóse de ello y remató la escusa diciendo: "Pero, al fin, hoy predicaremos a tontas y a locas, como pudiéramos".
Se ve que nuestro flamante premio Nobel Jacinto Benavente se inspiró en este último pasaje para declinar la invitación que le cursó el Lyceum Club Femenino, auténtico foro de la intelectualidad española de nuestra Edad de Plata, para que impartiese una conferencia. Premura y desdén inspiraron un “No tengo tiempo; no puedo dar una conferencia a tontas y a locas”.
Pero si algo han demostrado las mujeres de todas las épocas es que no han sido ni tontas ni locas. Y eso es lo que hemos querido reflejar en estas páginas. En ellas encontrarás artistas, científicas, inventoras, escritoras, soldados, exploradoras, víctimas y heroínas de todas las épocas, precursoras y referentes en sus respectivos campos. Algunas son bastante conocidas pero imprescindibles; otras, actuales por revisiones recientes; y otras muchas casi completamente anónimas. La recopilación no pretende ser enciclopédica ni sistemática sino reivindicativa aun a sabiendas de que son mayores las ausencias que las presencias. De nuevo es Virginia Woolf la que acertó en el diagnóstico en Una habitación propia: “Me atrevería a aventurar que Anónimo, que tantas obras escribió sin firmar, era a menudo una mujer”.
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Javier Sanz, Rafael Ballesteros Díaz; Ni tontas ni locas. Cuando anónimo era sinónimo de mujer. Ed. Oberon. 2018
Prólogo de Elisenda Roca, Olga Viza, Estrella Montolío y Rosa María Calaf.
Ilustraciones de Xurxo Vazquez.
• Entrevista en RNE en el programa Gente despierta, con Carles Mesa
• Entrevista en Aragon Radio en el programa #Escuchate. (min 36:30)

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