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Ni Wasas ni Wasos.

Publicado el 02 febrero 2024 por Bypils @bypils

Imaginad uno de esos conflictos que se dan en una comunidad de vecinos. En este caso, uno de los más habituales: la temida fuga de agua. 

Sois los perjudicados: estáis en los bajos del edificio y el agua, viene de arriba. Encima de nuestras cabezas, hay varios pisos en los que hay que intervenir para ver de dónde viene el manantial. Va a ser una molestia para todos, pero el bajante defectuoso es comunitario, así que hay que colaborar. Parece lógico, fácil, ¿a qué sí? A nadie le gusta que vayan a picar paredes en su casa, pero es lo que hay. Es algo temporal, cuando se solucione, todo va a volver a la normalidad. No tiene más. Puro pragmatismo.

En un giro de guion insospechado, el Administrador de Fincas, notifica que un vecino impide la entrada a su casa para dicha reparación.

Ni Wasas ni Wasos.

Foto de Kelly Sikkema en Unsplash

Al minuto uno de la recepción de la notificación por mail, el chat de WhatsApp de la comunidad se llena de comentarios: sorprendidos, enfadados, amenazadores. Las soluciones que se aportan son ninguna. Miento, solo hay una: denunciar a nivel municipal y si no, a juicio. WhatsApp aquí y allá. Venga.

Imaginad que el piso afectado es el de vuestra madre que no entiende nada de lo que pasa porque mantiene una relación cordial con todos los vecinos. Es muy mayor y no está para “Wasas ni Wasos”(literal). Ella es más de hablar. Me pregunta si he hablado con los vecinos opositores, los demonios de la escalera y no. Yo no he hablado y empiezo a dudar que alguien lo haya hecho. 

Hablamos de hablar. 

Hablar.

Ni Wasas ni Wasos.

Foto de Volodymyr Hryshchenko en Unsplash

Comparad la fuerza de la información de los mails o los mensajes, redactados con más o menos fortuna, con una conversación. 

Y aún hay un nivel más: dejar el teléfono y hablar cara a cara, en plan antropológico: como miembros de la tribu que se reconocen al mirarse a los ojos y , oye, hasta pueden llegar a empatizar. ¡Qué cosa!

Y al hablar, las piezas se van poniendo en su sitio y el rompecabezas va encajando. Nadie es perfecto, errores y malentendidos, nadie es culpable y nadie es inocente, pero, la comunicación verbal permite poner en su sitio algunos signos de puntuación o frases que pueden ser interpretables. Todo se entiende mejor.

Podéis imaginar un final conciliador porque así ha sido. Ha habido colaboración, se está reparando la fuga y…el chat vecinal está en silencio. 

Y para acabar, imaginad: si esto pasa en una pequeña comunidad, como irá la cosa en otros niveles de “organización”. Una ciudad, una comunidad autónoma, un país, un continente, un planeta…

Mejor, no lo imaginéis…

Ni Wasas ni Wasos.

Foto de Brett Jordan en Unsplash


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