Una represión desmedida y criminal le costó el puesto al presidente de Ucrania. En Venezuela van quince muertos en las últimas dos semanas.
Se decía en días pasados que los sucesos de Ucrania estaban eclipsando la guerra de Siria y las protestas de Venezuela. Con ser cierto, mientras el conflicto sirio apenas ha variado, la situación en el país sudamericano ha evolucionado a peor y con un curioso parecido a lo acontecido en la antigua república soviética. De hecho, algunos opositores a Maduro han confesado abiertamente que han estado muy atentos a las tácticas del Euromaidán e incluso han estado en contacto con los manifestantes ucranianos a través de las redes sociales.
Los parecidos son irrefutables.
KIEV ALTAMIRA Altamira
En Venezuela el centro neurálgico de las protestas también está en un lugar abierto, la plaza Altamira de un barrio de Caracas. No es tan céntrica como la de Kiev, pero desde hace dos semanas allí se desarrollan a diario enfrentamientos entre opositores y fuerzas policiales y parapoliciales del chavismo. Sus barricadas no son de hielo, sino de ramas de árbol, pero el efecto es el mismo.
La misma corrupción e incertidumbre
Si en Ucrania el gobierno de Yanukovich era símbolo de corrupción y desconfianza en el futuro, los venezolanos acusan a Nicolás Maduro de todos sus males: una inseguridad que causa más de veinte mil muertos al año, una de las inflaciones más elevadas del mundo y un desabastecimiento generalizado de productos básicos. Todo ello envuelto en la oscura sospecha de una corrupción generalizada y encabezada por los generales que le hicieron la ola a Hugo Chávez durante su prolongado mandato.
YANUKOVICH
La situación económica es nefasta en ambos países, pero mientras Ucrania no tiene donde agarrarse e importa ingentes cantidades de gas para combatir el duro invierno, Venezuela cuenta con importantes reservas de petróleo que están siendo mal gestionadas.
Ocurrió el lunes en la capital, San Cristobal, con el resultado de dos muertos. Uno como consecuencia de los disparos de la Guardia Nacional y el otro, de origen canario y nacionalidad española, de un disparo en la cara por uno de los grupos de choque del oficialismo según algunos testigos. Estas dos víctimas mortales se unen a otras trece que se han producido en las últimas dos semanas.
Como en Ucrania, el gobierno venezolano ha impuesto una censura a los grandes medios de difusión, pero las imágenes de la represión no conocen fronteras gracias a los canales alternativos y las redes sociales. Los disparos de los francotiradores que causaron 80 muertos en la plaza Maidán la semana pasada dieron la vuelta al mundo y propiciaron la indignación internacional contra Yanukovich. Lo que se ha visto en Venezuela por vías similares es el uso de armas por miembros del Servicio Bolivariano de Inteligencia en la represión del 12 de febrero, origen de la actual ola de revueltas.
En Ucrania han pasado tres meses entre el primer detonante, el rechazo a firmar un acuerdo con la Unión Europea, y la caída de Yanukovich. En Venezuela llevan poco más de dos semanas. Al ya ex presidente ucraniano quieren detenerle para que sea juzgado en La Haya por crímenes contra la humanidad. Ese puede ser también el destino de Maduro.