Francisco Nicolás Gómez Iglesias, el joven detenido el mes pasado, sigue levantando ampollas. El joven afirma que colaboraba con el CNI, que tenía contactos directos con las altas esferas del PP, del Gobierno e incluso con el rey, y que trabajó para el CNI para desestabilizar a los partidos independentistas de Cataluña o para desbaratar la acusación contra la infanta. Incluso dice haber intentado asesorar a la alcaldesa de Madrid Ana Botella o haber estado en las negociaciones para Eurovegas.
Mucha gente se está creyendo las historias que cuenta El pequeño Nicolás, como lo apoda la prensa. Pero, ¿qué hay de verdad y de mentira en sus historias?
No soy psiquiatra, pero oyéndole hablar, me da la sensación de que Francisco Nicolás es un narcicista con delirios de grandeza y mentiroso patológico que se cree sus mentiras y no distingue realidad y ficción. En su historia no dudo de que hay cosas reales. Por ejemplo, seguro que consiguió contactos en las altas esferas, más por sus dotes de embaucador. En ese sentido, me recuerda más a una versión patria, chusquera y pija de Frank Abgnale, el personaje de Atrápame si puedes (quien también era un personaje real). Un joven capaz de embaucar con palabrería a los que están a su alrededor, fabricando pruebas (aparece en multitud de fotos y vídeos que sirven para reforzar su argumentación de grandes contactos). Lo que sí que no hay por dónde coger es su colaboración en el CNI en temas como Cataluña o la imputación de la infanta. Estamos hablando de alguien que no pertenece al CNI, y que ni siquiera tendrá pelos en los huevos aún y el cual habría colaborado en temas vitales para la nación. Si fuera el argumento de Anacleto, agente secreto o Mortadelo y Filemón (este viernes se estrena la última adaptación cinematográfica) podría creérmelo. Pero el CNI, por muy chapucero que sea, no es la TIA. Me cuesta que se hicieran con los servicios de un chaval de veinte años del que no todo el mundo se fiaba (algunos empresarios ya lo vieron venir).
Francisco Nicolás amenaza ahora con soltar lo que sabe. Una amenaza que hemos oído cientos de veces (el famoso "Si tiro de la manta..." que hemos oído a mucha gente, desde Mario Conde hasta, más recientemente, Luis Bárcenas o Jordi Pujol). Bien, que suelte esas "bombas atómicas". Pero no lo hará. Porque no tiene nada. Ahora dice que la policía le ha quitado el móvil y ha borrado algunos datos. ¿Ahí tenía toda la información sensible? ¿No tiene una copia de seguridad?
Algunos le están dando demasiada credibilidad e importancia a este embaucador que durante la Gran Depresión se hubiera ganado la vida vendiendo tarros antitornados. No solo periodistas como Eduardo Inda (que está deseando que este asunto sea real para echar por tierra al Gobierno de Rajoy, al que tanto odia). También lo hace gente que consideran a este tipo un héroe, lo cual demuestra lo que comentaba en mi post anterior, que mucha gente en el poder sería tan corrupta y ladrona como los que ahora mandan. Y eso es muy triste.
Mi resumen sobre el caso de El pequeño Nicolás es la frase que Rajoy pronunció para referirse a los papeles de Bárcenas (aunque no resultó muy acertada en aquella ocasión): "todo es falso, salvo alguna cosa".