Revista Viajes
El Valle de Ordesa (Aragón) es uno de los lugares con mayor riqueza natural de todo el Pirineo. Tras visitar la cascada de la Cola de Caballo regresamos a la Pradera de Ordesa. Cruzamos el río Arazas por el puente de Arripas. A continuación, el río queda a nuestra derecha y, a la izquierda, hay un muro de piedras.
A pesar del estruendo del río pudimos escuchar el piar de unos pequeños polluelos de carbonero palustre (poecile palustris). El nido se encontraba en una pequeña cavidad del muro. Estuvimos un buen rato observando, desde la distancia, el ir y venir de uno de estos pájaros trayendo comida para sus polluelos.
El carbonero palustre (poecile palustris) mide de 11 a 12 centímetros. Tiene un capirote y mentón negros y mejilla blanca o gris claro. El dorso es de color pardo. El pico es negro y las patas gris-azuladas. Prefiere los lugares húmedos y umbríos, cerca de ríos y arroyos.
Cada pareja de carbonero palustre defiende un territorio reducido. Suele anidar siempre en el mismo agujero o hueco de árbol donde construye su nido con musgo forrado de pelo y pluma. Pone 6 a 10 huevos que se incuban durante 13 a 17 días. Ambos progenitores se ocupan de su alimentación.