Cuba no es una potencia médica; al menos, no para el cubano promedio.
Samuel Hernández González, quien vive en la provincia de Matanzas, está muriendo sin atención de salud, tras haber sido negada la admisión en el hospital de la ciudad de Colón, de dicha provincia. Hernández es un enfermo mental al cual le fue amputado dos veces el brazo derecho debido a una infección mal atendida. Este paciente psiquiátrico, que no cuenta con un apoyo familiar sólido, tampoco tiene a su disposición lo más elemental de cualquier sociedad contemporánea: un trabajador social que vele por sus derechos.
Samuel fue dado de alta antes de tiempo, hace cuatro días, sin previo aviso a su hermano; quien tampoco posee los recursos financieros para ocuparse de él, ni la capacidad profesional que requiere, en términos de cuidado, esta persona. El argumento esgrimido por los médicos especialistas para justificar esta actitud es que el paciente “iba a morir lentamente” ya que “estaba en fase terminal”; dejándolo en total desamparo, según informa la fuente en Matanzas.
Desde entonces Hernández no defeca, no come alimento sólido, ni bebe agua. Duerme en una cama que es en realidad una puerta vieja. No tiene sábanas para taparse. En la cocina hay alimentos podridos, y la falta de higiene de la vivienda es infrahumana.
Yusnaby Post logró contactar con el activista Francisco Rangel Manzano del “Partido Por La Democracia Pedro Luis Boitel” que junto con algunas Damas de Blanco que alarmados con este nivel de negligencia están realizando los mayores esfuerzos para ayudar a este cubano olvidado.
Francisco acotó que no es por falta de recursos en la provincia y comentó que en el día de ayer “falleció el padre de representante de la provincia de Matanzas” y que se pudo observar un despliegue de “treinta y cinco carros”, “guaguas”, y “hasta ambulancias”.
George Owen, en su magistral libro “Rebelión en la Granja” escribió que en el Socialismo todos somos iguales, “pero unos son más iguales que otros”.
Se agradece cualquier ayuda solidaria con este señor.