Toda la obra de Nietzsche, con la excepción de Elnacimiento de la Tragedia y Así habló Zarathustra,está escrita en clave fragmentaria y aforística, y no porcapricho del autor. En el caso de esta edición, lofragmentario, fruto de la reflexión más personal eíntima, cobra interés por el hecho de no iroriginariamente destinado a ser hecho público, almenos inmediatamente.Posiblemente por esta circunstancia estas notasquedaron a salvo de las escasamente escrupulosasmanos de Elisabeth F. Nietzsche, la hermana delfilósofo casada con el proto-nazi Bernhard Förster yautora de una profunda manipulación de los escritosque Nietzsche aún no había publicado cuando murió.Es una lástima que el editor español no haya incluidoun breve estudio de cómo las anotaciones deNietzsche han sobrevivido a su guardiana, tratándoseen conjunto de un auténtico manifiesto del nihilismomás radical, que contiene aforismos escandalosospara las puritanas mentes del protestantismo.
No obstante, ese nihilismo no es absolutamentedestructivo, sino que contiene una propuesta dereconstrucción. Es un nihilismo contra los mensajesque prometen el paraíso tras la salvación, pero dejalas puertas abiertas a que los hombres, habitantes dela imperfecta caverna, la reconstruyan por sí mismos.Por eso, el modelo de hombre que aparece esbozadoen estos fragmentos pulveriza sin piedad toda laparafernalia de la filosofía posmoderna, esa queacepta sin crítica todo lo dado, venga de donde venga.Ese nihilismo afirma, por contra, que todo lo quecompone el mundo, y el mundo mismo, son horribles;que la naturaleza puede ser nociva, y que en nuestraépoca reina la mojigatería moral, cuando no estética.Este libro es un merecido golpe bajo contra laautocomplacencia posmoderna.
