EL HOMBRE SABIO ES POBRE EN APARIENCIA, PUES SU TESORO ESTÁ EN SUIZA de F. Fontanarrosa
La nieve tiene tirón; y si en las Estaciones de Esquí no existe, se fabrica. La tecnología permite reproducir las condiciones necesarias para la práctica de ese deporte hasta en el secarral de Abu Dhabi. En el reino de España existen más 4270 cañones que, con las condiciones necesarias de climatología, permiten fabricar copos de nieve aunque no haya una nube en el firmamento. Ello ha ocasionado que el número de esquiadores se dispare para el gozo del negocio del blanco meteoro.
Es artificial, pero sirve. Es como el caso de las angulas que se venden congeladas con el mombre de “gulas” en las tiendas a dos euros. No lo son. Todos los sabemos, pero nos engañamos tan ricamente y nos pavoneamos de haberlas comido. El caso es que sea accesible el producto, o las condiciones medioambientales en el caso de la nieve, no sean las más idoneas. Vivimos de ilusiones y lo importante es recrearse en ellas. Ya vendrán los malos momentos o la triste realidad.
Lo malo es que, en numerosas ocasiones, lo que comienza siendo una solución de urgencia termina siendo norma. Lo podemos ver en bastantes ámbitos de la vida diaria. Por ejemplo: pechugas de pollo comercializadas como fiambre, motos de cuatro ruedas que simulan ser coches sin matrícula, bungalos de camping que se convierten en vivienda habitual, etc. Al final, lo parecido va ocupando el espacio de lo original y terminamos paseando con un bolso cutre comprado en un bazar chino mostrando orgullosos la marca a todas luces copiada de éste.
Está claro: cada producto tiene su mercado y ocupa un lugar en él y en el poder adquisitivo del consumidor. Además, éste poco a poco va aceptando como bueno la mediocre calidad de muchos de los productos que consume. En detalles como los señalados nos va Vida. No por cuestiones de salud física, sino en la de la integridad y la honorabilidad de las relaciones interpersonales. ¿A quién puede extrañar que no se ceda el asiento a un persona necesitada en el transporte público, por ejemplo? Si estamos instalados en la medianía y las apariencias, desde luego, es razonable dar como buenos ciertos exabruptos como saludos o que te trate de tú cualquier pelagatos que te solicite la hora.
Sería aconsejable que diéramos el valor que se merece a las cosas bien hechas y a los modales educados. Ambas cosas aportan un plus en la persona que la ensalzan. Y sobre todo crea rigor y sube el nivel de una sociedad acomodada a la mediocridad y que en nombre de la libertad permite ciertas licencias que debieran desacreditar a quien las practica.