Nightcrawler, Los más bajos instintos del ser humano

Que la naturaleza del ser humano es algo compleja y en algunos momentos inesperada, es algo evidente, que se ha tratado este "oscuro pasajero" (como lo llamaba uno de mis personajes de ficción favorito Dexter Morgan) en diferentes relatos de ficción (y no tan de ficción) sobre los más bajos instintos de la naturaleza humana, la película que nos ocupa es una oda a estos instintos, un recuerdo de que no sólo los psicópatas existen en la sociedad sino algo peor, que cualquiera con la motivación adecuada y un fondo putrefacto puede alcanzar a ser algo realmente repulsivo.

Y es que "Nightcrawler" es una película distinta, la historia de un hombre normal, que descubre un nuevo mundo latente, que llena el vacío en su vida que sentía que existía pero no podía identificar, un mundo que se basa en ese instinto de "voyeur" intrínseco en todos, ese gusto morboso por el mal ajeno, del que se alimentan los noticiarios y algunos realities, y que en esta película alcanza unas cotas inesperadas.

Poco a poco iremos introduciéndonos en un submundo, que por un lado nos presenta ese lado oscuro pero por otro es una crítica despiadada a los emprendedores sin moral ni límites, al intentar conseguir el éxito a cualquier precio, a como la aprobación de la sociedad no se basa en lo que se hace, sino en lo que la gente percibe y en cómo en algunos casos, todo vale. En cómo los países supuestamente desarrollados se pliegan a una moral vacía y unos valores casi inexistentes, a la audiencia fácil y a las miradas furtivas de un espectador que no quiere otra cosa que consumir televisión basura.

Lo más sorprendente de la película es algo que para muchos es un defecto, y es sus cambios de ritmo, siempre picando hacia arriba y acabando muy alto, algo extraño en películas de Hollywood cuyo principal problema es el no saber acabar sus historias, siendo en este caso impactante aunque esperado, proporcionando una herramienta perfecta para su lucimiento a dos grandes actores, por un lado el joven Jake Gyllenhall y la veterana René Russo, que se mueven en su salsa.

Por todo esto, la película es verdaderamente entretenida, con momentos excepcionales, aunque lo que si es evidente es que no se trata de una historia para todos los públicos, para algunos puede resultar repulsivo o excesivamente cruel en algunas escenas, pero en cualquier caso una película que merece la pena ver y ser disfrutada como lo que es, una historia diferente.
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