Janet (Jennie Linden) es una joven estudiante de una escuela privada. Sus noches son perturbadas por horribles sueños en los que ve a su madre, la cual se encuentra recluida en un asilo psiquiátrico. Cuando es expulsada del colegio a causa de sus persistentes pesadillas, Janet regresa a su casa donde lentamente sus sueños comienzan a guiarla hacia las puertas de la locura.
Debido a la gran cantidad de géneros que abarcaron las producciones de la Hammer, la amplia filmografía del estudio siempre ha tenido problemas para ser catalogada. Una vez que la Hammer llamó la atención gracias a sus películas de horror gótico, decidieron probar suerte con otro tipo de producciones. El estreno de “Psycho” (1960) del director Alfred Hitchcock, provocó que muchos directores probaran suerte con historias de horror psicológico. Uno de ellos sería el director Freddie Francis, quien durante la primera mitad de los sesenta filmaría una trilogía de thrillers al interior de la Hammer, la cual está compuesta por “Paranoiac” (1963), “Hysteria” (1965) y la cinta que hoy nos ocupa. Escrita por Jimmy Sangster (quien estuvo a cargo de los guiones de los tres films) bajo el título “Here´s the Knife, Dear (Now Use It)”, la cinta fue pensada originalmente para ser lanzada en conjunto con el film “The Evil of Frankenstein” (1964). Aunque inicialmente Julie Christie había sido seleccionada para protagonizar la cinta, esta finalmente sería reemplazada a último minuto por Jennie Linden, ya que la actriz dejó la producción para protagonizar “Darling” (1965).
Como se adelanta en la sinopsis, la protagonista de esta historia es Janet, una joven de oscuro pasado que se encuentra en un internado para señoritas. Atormentada por sus sueños los cuales la sitúan en medio de un tenebroso hospital psiquiátrico, en el cual se encuentra recluida una mujer que la llama a aceptar su frágil estado psicológico, Janet terminada siendo enviada de vuelta a su hogar acompañada por Mary Lewis (Brenda Bruce), una de las profesoras del internado. Ya de regreso en su hogar, Mary se entera de la escabrosa verdad que se esconde tras las pesadillas de Janet: cuando esta era una pequeña niña, vio como su madre asesinaba a su padre con un afilado cuchillo. Desde ese entonces, la muchacha debe lidiar con el trauma sufrido aquel día y con el miedo de volverse loca al igual que su madre. Aunque en un principio Janet evidencia cierta mejoría una vez que está bajo el resguardo de su sirvienta y amiga, la señora Gibbs (Irene Richmond), pronto las visiones de una misteriosa mujer comienzan a angustiarla por las noches, hasta el punto en el cual le resulta difícil separar los sueños de la realidad, lo que eventualmente terminará guiándola hacia la locura.
Inteligentemente, Freddie Francis se asegura de desarrollar de la mejor manera posible la personalidad de Janet con el fin de que el espectador simpatice con su problema aún cuando en un principio no sabemos cuál es el origen de sus pesadillas. Es precisamente esa simpatía que sentimos por el personaje y la curiosidad que nos despierta el origen de su trauma, lo que rápidamente llama nuestra atención. Básicamente nos importa Janet, queremos conocer su pasado, y queremos saber si ella en algún momento de la historia va a poder superar su problema. Sin embargo, sorpresivamente en un momento del film Janet deja de ser el centro de atención ya que la historia se enfoca en otros puntos dramáticos algo más profundos. Si bien resulta riesgoso invertir una buena cantidad de tiempo desarrollando un personaje para luego dejarlo completamente de lado, afortunadamente Francis es lo suficientemente inteligente para ir cambiando el foco de atención de manera gradual. Mucho antes de que Janet abandone la historia, el espectador es capaz de presentir que las visiones de la muchacha son generadas por alguien de su entorno, por lo que cuando la historia se centra en otros personajes la ausencia de Janet no afecta mayormente el interés del espectador en el relato.
Durante gran parte de la cinta, Francis juega con la idea de que las visiones de Janet y los hechos que posteriormente ocurren en la mansión de su familia tienen una explicación sobrenatural. Gracias a una serie de inquietantes imágenes, por momentos da la impresión de que en la casa de Janet habitan fantasmas cuyo único objetivo es trastornar a sus moradores. El sólo hecho de que resulte complicado distinguir si estas “apariciones” son reales o son el producto de la vívida imaginación de los protagonistas, sin duda ayuda a atrapar al espectador en una red de suspenso de la que no podrá escapar durante todo el transcurso del metraje. Si bien hay algunos giros dramáticos que son perfectamente predecibles, hay otros que sin duda terminan por desarmar cualquier hipótesis que el espectador pueda llegar a formular en un determinado momento. Y es que tras cada nueva revelación se esconde una nueva pregunta, lo que convierte a “Nightmare” en una película sumamente interesante dentro del género del terror psicológico. Además Francis se las arregla para imprimirle a la historia una atmósfera de peligro constante, por lo que cada rincón de la oscura mansión se presenta como un escenario amenazador.
Aunque el elenco está conformado mayormente por actores que dedicaron gran parte de su carrera al trabajo en televisión, en general estos realizan un buen trabajo. Pese a que en algunas escenas Jennie Linden tiende a sobreactuar, transmite de manera exitosa la angustia que siente su personaje al percatarse de que va perdiendo la razón. Moira Redmond por su parte, quien interpreta a una enfermera a la que le es asignado el cuidado de Janet, también realiza un estupendo trabajo como la mujer que se enamora del albacea de la fortuna de Janet (David Knight), y que pasa a ser el foco de atención durante la segunda mitad del film cuando esta comienza a exhibir un comportamiento muy similar al de Janet. Por otro lado, la cinta cuenta con el espectacular trabajo de fotografía de John Wilcox, quien en conjunto con Freddie Francis construyen la que probablemente es una de las secuencias más escalofriantes de la filmografía de la Hammer; la secuencia inicial de la pesadilla de Janet. Esta secuencia y el resto de las escenas que conforman el film, están acompañadas por la efectiva banda sonora del compositor Don Banks, uno de los compositores habituales de la casa del martillo. Por último cabe destacar el pulcro diseño de producción del siempre confiable Bernard Robinson, quien podría ser señalado como uno de los pilares del éxito de la Hammer.
Sin lugar a dudas la gran fortaleza de “Nightmare” es su inteligente e interesante guión. La historia no hace más que evidenciar la versatilidad como guionista de Jimmy Sangster, quien estuvo detrás de los guiones de gran parte de las mejores producciones del estudio. Por otro lado, Freddie Francis no sólo demuestra su capacidad como director, sino que además confirma que en muchas ocasiones el blanco y negro ayuda a aumentar el impacto de cintas de estas características. Además hay que reconocerle lo bien que retrata el aislamiento tanto físico como social de la protagonista; no sólo es rechazada por sus compañeras de internado, razón por la cual se aferra a su grotesca muñeca y a su pequeña radio portátil, sino que además nunca la vemos rodeada de nadie de su misma edad. Su única amiga en el internado es una profesora que en cierta medida viene a ocupar el rol de madre, mientras que en su hogar su guardián (David Knight) y sus sirvientes la doblan en edad. A mi gusto, “Nightmare” es una pequeña joya de la Hammer que merece un mayor reconocimiento. Marcada por un escalofriante comienzo y una sorprendente conclusión, este es un film completamente recomendable para los fanáticos del horror clásico y del buen suspenso.