Por culé-culé (desde la Meseta)
Llovía.
Oriol corría sorteando charcos y tapándose, sin mucho éxito, con su epaper extendido. Como cada jueves, se reunía con su amigo y compañero de instituto en aquél café a la salida del trabajo.
Podría haber tomado el teletrans para desplazarse inmediatamente al café, pero Oriol pertenecía a la vieja escuela, le gustaba utilizar sus piernas en tareas inútiles, cuyo ejercicio podía sustituir con selftraining, cómodamente, mediante la implantación de un dispositivo en la cadera.
Su amigo Mikel, al contrario que él, era amante de las facilidades que le ofrecía la tecnología, y había llegado puntual.
—Me cago en el trabajo— dijo Oriol.
Sólo se atrevía a dirigirse con ese lenguaje soez a sus amigos íntimos. En el fondo era una persona tímida.
—¿Otra vez con diarrea?— le respondió Mikel, mientras observaba el epaper empapado de su amigo. —Al menos tu equipo lo lleva bien. Cualquiera te aguantaría si el Barça renqueara— añadió con media sonrisa.
—Es la única alegría que disfruto, joder. Me gasto medio sueldo en mi abono virtual, pero lo pago con gusto.
Al contrario que los socios más pudientes, que podían permitirse una localidad in situ, Oriol se hizo hace años con un abono virtual que le daba derecho al visionado de los partidos mediante realidad virtual mejorada, desde el salón de su casa. Era de las pocas acciones que realizaba con ayuda de la tecnología moderna y sólo por motivos económicos. El artilugio simulaba a la perfección su asistencia a la grada, como si realmente estuviera allí, pudiendo hacerse oír animando al equipo y escuchar el ambiente desde su asiento. Incluso podía desplazarse por el estadio. La única limitación era el tacto. Cuando su equipo jugaba fuera, no le quedaba más remedio que recurrir al antiguo modo de visionado en 3D, desde su aparato de holovisión.
—Creo que no le das la importancia que tiene el liderato, por la costumbre. Otros nos conformamos con aspirar a puestos europeos y me daría con un canto en los dientes si este año…— dijo lamentándose Mikel sin concluir la frase, cuyo equipo estaba a 3 puntos de la clasificación a falta de pocas jornadas para terminar la liga. —¿Este sábado os tocan los árabes, no?
—Sí. Jugamos allí. Hubiera apostado pero no se oferta el partido. La victoria se cotiza fatal.— dijo Oriol con preocupación. —Nadie apuesta por ellos.
—Creo que no siempre fue así.— Le respondió Mikel —Leí en algún sitio que hace pocos siglos, en sus comienzos, era un equipo potente, que realizaba grandes fichajes y era de los favoritos a todos los títulos.
—¿Cómo?, ¿el Real Abhu-Dabi fue algo hace tiempo? Cuenta, cuenta… — inquirió Oriol con avidez.
—No me paré a leer todo el texto, pero decía algo así como que en el siglo XX era lo más de lo más.— Oriol levantó una ceja mientras escuchaba con atención. —Ganó incluso unos cuantos títulos continentales, que después de los cambios en la competición y por su antigüedad dejaron de tener valor. Ya no se contabilizan para el palmarés. Eran los equivalentes de aquella época a la UEFA Elite Group de ahora. No estoy seguro, pero hablaba de un tal Santiago Di Stéfano, de sobrenombre “la saeta calva”, que era la sensación. No sé porqué el estadio tenía el nombre de un catalán, Alfred Bernabéu.
—Interesante. Ya me imagino.— dijo Oriol —En aquella época debían jugar aún con balones de trapo.
—No, no. Hombre… todavía no usaban servobalón, pero sí que tenían ya los viejos balones de aire a presión. –puntualizó Mikel.
—¿Qué le pasó a ese club?— preguntó Oriol.
—Lo típico de aquella época en que desaparecieron tantos clubes. Dirigentes megalómanos y derrochadores, que se gastaban a manos llenas lo que no era suyo, ninguneo de la cantera y desacierto en los fichajes, sequía de títulos, disminución de ingresos, deuda desorbitada, conversión en sociedad anónima y venta a un grupo árabe que les evitó la desaparición. Incluso hubo revueltas de los seguidores por la venta de acciones a los árabes.— Mikel se puso la mano en la barbilla, pensativo —El grupo árabe le cambió el nombre al estadio y al club. Ya te puedes suponer la enorme decepción de la hinchada. Creo que llegó a tener más de 100.000 socios.
—¡Anda ya! En el estadio Imshalá (Alá es grande) sólo caben 10.000 personas— dijo Oriol con aspavientos —Si sumas espectadores virtuales no superan los 50.000. El Barça tiene más de 80 millones de socios…
—Pues no sé, debieron demoler el antiguo estadio.— Mikel volvió a tocarse la barbilla, pensativo —Quizá así pudieron construir la mezquita al lado, porque no es habitual verla junto a un campo de fútbol.
Oriol desplegó su epaper.
—¿Sabes qué he leído?— preguntó retóricamente, cambiando radicalmente de tema —Los tuyos antes se llamaban leones, en lugar de euskones.
—No digas chorradas.
—Que sí, mira.— dijo Oriol señalando el artículo —Lo que no dice es porqué vuestros jugadores se llamaban igual que los del Barça.
—Bueno. Los blaugrana os llamáis así por el nombre del estadio “Leo Messi”, Leo, leones.— dijo Mikel convencido. —Por un antiguo jugador del Barça.
—Messi fue el primer jugador que lo ganó todo en los inicios del fútbol moderno. Junto a un equipazo, hecho a su medida, inició la hegemonía blaugrana hace cientos de años. Al retirarse fue nombrado presidente de honor vitalicio, por aclamación. Su calidad, su rapidez inhumana, su honradez y su humildad sembraron una admiración sin igual en la afición, no sólo entre los culés. Por el apellido debía ser italiano,— dudó Oriol —pero vino de crío y se formó en Can Xavi. Sigue siendo considerado el mejor futbolista de todos los tiempos, aunque sus compañeros en aquella época no eran mancos, ya que llevaron a la selección a la consecución de los primeros campeonatos europeos modernos y algún mundial. He buscado por todas partes— añadió —, pero no encuentro holovídeos de los partidos de aquella época, sólo grabaciones en formatos arcaicos.
—Debió ser un riesgo montar un equipo a base de talonario, pero parece que os salió bien.— señaló Mikel.
—¡Qué va! Hasta los cracks se formaban desde niños en Can Xavi, sin apenas coste. Fue el modelo de club que se impuso.
—Mira.— señaló Mikel en el epaper —Dice que la cantera del Barça en aquellos tiempos se alojaba en la Masía. ¿Cómo pudieron empezar en ese diminuto edificio? Pensé que sólo era un símbolo de la verdadera infraestructura de la cantera.
—Allí empezó todo.
Como al recitar una frase mágica, Paco despertó súbitamente. Su frente se había perlado con un molesto sudor frío. Mientras decidía incorporarse en la cama, aún desprendiéndose de los últimos retazos de sueño, un escalofrío le recorrió la espalda, estremeciéndole cuan largo era de arriba abajo, mientras su corazón desbocado retomaba un ritmo normal. “Fue una pesadilla”, pensó. “Dios mío, una maldita pesadilla, pero parecía tan real…”
Encendió la radio y comenzaba la sección de noticias deportivas. Se levantó camino del baño, y mientras cruzaba el umbral de la puerta del dormitorio, se detuvo y escuchó:
“Según la rueda de prensa ofrecida ayer por la plataforma opositora al anciano mandatario Florentino Pérez, ésta informó que según el último balance, la deuda del club ha aumentado hasta superar los 5.000 millones de euros. No obstante, el presidente blanco ha anunciado el interés del club por varios jugadores, como refuerzo para su enésimo proyecto. La avanzada edad de Florentino Pérez no disminuye su ilusión después de los numerosos fracasos deportivos y…”
Paco sonrió quitándole importancia, murmuró un escueto “halamadrí” y se reencaminó al baño.
Nota: Toda coincidencia con personajes reales es intencionada, cualquier parecido con la realidad ha sido premeditado y el autor se pasa por el forro las reacciones sin sentido del humor. Si alguien se siente ofendido, ya sabe, “ajo y agua”, que no es para tanto...