Saltos, giros, bailes y provocación. Un artista, un bailarín ruso que solo desafiaba las leyes de la gravedad…
Sus saltos suspendidos en el aire eran tan mágicos y sorprendentes que descolocaban al espectador. Subía y ascendía con la misma facilidad y liviandad que una pluma. Nadie sabía como ocurría, pero él tampoco nunca lo supo.
- ¿ Cómo lo hace? -le preguntaba un admirador
- No lo hago yo. He intentado hacerlo, pero siempre que lo intentaba no salía. Cuanto más lo intentaba, más me daba cuenta que no era algo que yo pudiera controlar. Poco a poco fui dándome cuenta de que ocurre cuando no lo intento, cuando ni siquiera estoy pensando en ello. Cuando ni siquiera estoy allí, de repente me doy cuenta que allí está, que está ocurriendo. Y cuando me pongo a pensar en cómo ha ocurrido, ya no está allí, ya se ha ido, y estoy otra vez en el suelo – respondió Nijisnki.
Vivió, sintió, pero nunca encontró una verdadera explicación. Me pregunto si a veces es necesario explicar lo que se da naturalmente…