Seguimos repasando obras que fueron banda sonora este año de
mis vacaciones (y creo que esto se alargará al menos otra semana más). Este
disco que hoy nos ocupa, ya me acompañó en los viajes por carretera en
Fuerteventura hace 4 años cuando fui por 1ª vez y este verano, cuando supe que
retornaba, tenía el firme propósito de escucharlo nuevamente. Estamos ante el
2º disco de estudio de Nik Kershaw. Hace ya mucho que pasó por el blog con su
interesante y muy válido disco de debut “Human Racing”. Quizás sea su mejor obra “Human Racing”, en el cual se incluyen grandes canciones como “I won’t let the
sun go down on me” o la indeleble “Wouldn’t it be good”.
Sin embargo, el siguiente paso discográfico de Nik no
desmerece, aunque sí es constatable que el nivel del conjunto mengua
ciertamente respecto al primer lp. Aún así, en este disco se incluye otra de
las canciones que más claramente han quedado en el recuerdo de Nik, que no es
otra que la que le concede el título, “The riddle”.
La propuesta musical no es que varíe mucho de las pautas
marcadas en “Human Racing”. Pop accesible y bailable a base de una buena mezcla
de guitarras y teclados y sintetizadores, sería quizás una forma acertada de
sintetizar o explicar el contenido de “The Riddle”. Al contrario que en el
anterior disco, en el que casi todas las canciones eran aprovechables, aquí hay
momentos de medio tiempo, que a la vez lo son también de medio pelo. Metámonos
con sus 10 canciones y después volvemos a hablar un poco más de forma genérica
del disco y la trayectoria de Nik.
Es curioso el arranque, de la mano de una canción pop muy
animada, que además fue single, dedicada al Ingenioso Hidalgo Don Quijote De La Mancha. Destaca por las
saltarinas notas de sintetizadores y el bajo que también ayuda al asunto. El
videoclip que se grabó, rodado en la misma Mancha, no está mal y es muy
exótico, a ratos con Nik haciendo las veces de Sancho Panza, cabalgando al lado
de “Don Quixote”. De hecho, creo que la venta que aparece es una en la que he
comido alguna vez en Puerto Lápice. No está mal la canción, aunque el
estribillo falla algo con respecto al resto de la canción. Quizás uno de los
problemas mayores del disco “The Riddle” es que Nik abusa mucho del medio
tiempo y los bríos y envites que hemos sentido en “Don Quixote” no van a ser la
norma general. “Know how”, segunda pista del álbum, es un ejemplo de ese menor
gancho sonoro y melódico que, en parte, lacra varias de las composiciones del
disco, sin llegar al extremo de que sean repelentes, pero en todo caso empeoran
respecto a muchas de “Human Racing”. En esta “Know how”, destacan las notas
discordantes que hay en torno a los 2 minutos de duración, que suponen algo de
variación respecto a un apagado Nik en su papel vocal. Lo mejor es deleitarse
en ciertos arreglos o matices, los cuales completan bien a la canción. Mejor
resulta la algo rockera “You might”. Las guitarras eléctricas toman el peso
instrumental y permiten dar lugar a una canción algo contundente en sus formas.
No obstante, los sintetizadores y teclados son elemento ineludible en las
composiciones de Nik y aquí, aunque tienen menor importancia, cuando hacen acto
de presencia, son muy acertados. A pesar de ciertos arreglos o leves melodías,
sobre todo en sus primeros momentos, que nos hacen pensar en una composición
mística y relajada, creo que es fallida la siguiente “Wild horses”. Es otro
instante de pop de medio tiempo, poco frenético, en el cual en esta ocasión Nik
se relaja demasiado y chirría algo. Lo que parece una variación de “Wild
horses”, pero metiéndole algo más de ritmo, guitarra y bajo, es “Easy”. Un
momento pop alegre, muy del estilo de los Level 42 del momento, por cierto, que
nos permite llegar con una sensación media aceptable a la mitad del disco. No
obstante, si aún no están del todo convencidos, no se preocupen, que ahora
llegar la canción título para subir la media considerablemente.
Estamos con
“The riddle” ante uno de los clásicos indiscutibles de Nik. Una melodía que
comienza con ese redoble marcial de percusión y cuya línea principal
instrumental, a cargo de los teclados, es de claro recuerdo para todos.
Recuerdo un tal Gigi D’Agostino que hizo un remix a finales de los 90 que tuvo
cierta repercusión. Un claro gancho sonoro en el estribillo, cosa de la que
adolecen casi todas las composiciones del disco al que da título y sobre todo,
muy bien rematado en ese final a cargo de Nik dando un giro a la entonación
vocal, en lugar de finalizar con un simplón “fade out”. El videoclip también es
un triunfo notable. Con ese devenir en esa especie de casa encantada de Nik,
rodeado de personajes raros y elementos que transmiten vagas sensaciones de
magia, termina todo en un símbolo de interrogación o enigma, que ese personaje
verde (idéntico al personaje de Batman) se encarga de llevárselo. Fabulosa. No
es mala “City of angels”. Podría recordarnos en parte a “Bogart” del disco
anterior “Human Racing”. Hay notables cambios de ritmo en la melodía, no apto
para oídos comodones, pero que Nik dispone de esta forma. Su punto más fuerte,
llevando la contraria a muchas compañeras de disco, es su estribillo, con esos
coros femeninos que acompañan a Nik. Tampoco está mal del todo “Roses”, que
confirma una mejor cara “b” del disco que la cara “a”. No estamos ante una
composición demasiado complicada, pero no queda mal ese estribillo tan cortante
y tajante. “Wide boy”, que creo que también fue single y que junto a “The
riddle” y “Don Quixote” también fue top 10 en el Reino Unido, dispone
nuevamente una base guitarras, pero los teclados tan pop son quienes se hacen
acreedores del protagonismo a los pocos segundos. Nik se ofrece con la voz
doblada y efectos de coros para el estribillo. Una composición pop muy alegre y
vitalista, que se agradece en esta parte final. Sin embargo, se rubrica con
“salvar la ballenita” (discúlpenme la falta de seriedad, pero así la llamo yo
internamente a “Save the whale”), que es una composición lenta, con una
decadente melancolía sorprendente viniendo de Nik, pero que en parte no debería
sorprendernos tanto, ya que podemos recordar perfectamente la gloriosa canción
“Human racing” que ponía el final al anterior disco de Nik de mismo título.
“Save the whale” dura ni más ni menos que 6 minutos y no está nada mal,
apoyándose en esa base rotunda y con leves insinuaciones sintéticas de factura
misteriosa para ayudar a Nik al micrófono. ¿Algo larga? Puede que sí.
Con la semana tan gris y de tanta lluvia que ha hecho,
quizás no pegue demasiado este “The Riddle” para estos días, pero ya saben que
mi propósito es hablar de los discos que en mayor o menor medida me han
acompañado durante el pasado mes de agosto (no se apuren, la próxima semana ya
terminamos y pasaremos a otras cosas). Realmente no tengo mucho más que decir
del disco que no haya dicho en la introducción. Aunque el disco tuvo más éxito
que el anterior “Human Racing” (véanse que todos sus singles llegaron al top
10), la calidad o gancho baja algo respecto al primer disco de Nik.
La portada es graciosa con un Nik, cuya perspectiva le hace
parecer un gordo de mucho cuidado, en blanco y negro en mitad del campo con un
árbol pelado a sus espaldas. El éxito de este disco le permitió a Nik ser uno
de los artistas que formó parte del Live Aid del año 1985, pero al pobrecito
mío creo que le tocó actuar a primera hora de la tarde, con un calor de
agárrate y no te menees, según se puede ver en los videos de dicha actuación.
El siguiente disco “Radio Musicola”, aunque tampoco es manco
y se le puede sacar buen partido dependiendo del día, sí que supuso una bajada
del éxito de Nik, que ya tardaría casi 4 años en sacar el siguiente disco;
quizás su título lacró al disco de inicio sin posibilidad alguna de discusión.
No obstante, volviendo a centrarnos en “The Riddle” y terminando por hoy, les
recomiendo su escucha. Es un disco de aprobado solvente o notable (si lo ven
con buenos ojos). Aparte de su canción título, que a casi todo el mundo que la
escucha suele gustar, tiene al menos otras 3 canciones aprovechables y el
resto, si bien no son la panacea, tampoco les harán pasar un mal rato (como
mucho les aburrirán, en el peor de los casos). Pero en nota media creo que
aprueba; no obstante, esta es mi opinión, ya me dirán ustedes la suya.