Una operación quirúrgica produce un resultado inesperado: una niña intervenida a una cirugía de cerebro empezó a reír y no pudo parar de hacerlo. Enna Stephens fue sometida, con sólo siete años de edad, a una complicada operación para extirparle un tumor en el cerebro. Ahora, tras la cirugía, la pequeña no puede parar de reír.
El caso aunque ha sorprendido a muchos en Reino Unido, para los doctores que realizaron la operación es un efecto habitual entre los pacientes que enfrentan intervenciones de este tipo. Tras la cirugía a veces, aproximadamente en el 5% de los casos, se observa inestabilidad del humor y una incapacidad de controlar las emociones. Habitualmente este efecto se refleja en depresión o manifestaciones de agresión sin motivo. Sin embargo, esta vez el caso era el contrario.
La niña se recupera bien de la operación pero la parte de su cerebro que controla las emociones ha quedado temporalmente dañada. "Ella todavía se ríe y se ríe mucho y una vez que empieza no puede parar, cuando va a las revisiones del hospital tiene arrebatos de histeria". Todavía debe pasar un largo tratamiento por el cáncer que padece, que fue el motivo de la operación, pero los especialistas aseguran que con una probabilidad del 80% la enfermedad será vencida. Wloghero
Wloghero del Antifaz