Parece que con la entrada del otoño nos ponemos un poquito más "románticos" que de costumbre y buscamos una música más tranquila pero siempre con ritmo y bailable para no ponernos muy tontorrones.
Nina nos trae justamente esto: una voz sedosa junto a melodías y ritmos con cierto aire ochentero, elegante y apto para el baile. Y lo hace a través de 11 temas que van enganchando, poco a poco, de forma muy agradable y rodeada de electrónica.
Viene desde Londres para traernos una mezcla de relax, sensualidad, "relaxing chilled vocal synthwave" (toma ya!) y en definitiva, un disco relajado para inspirarse, hacer cosas mientras lo escuchas o servir de banda sonora en una noche junto amigos. Todo bajo un punto de vista retro con miras a los 80s y pinceladas de la vieja escuela.