Si en algo coinciden casi todas las religiones es en afirmar que ellas son la única verdadera y que fuera de esa religión no existe salvación. En esta tesitura es lógico afirmar que al menos todas menos una están equivocadas.
Incluso así, incluso dando por sentado que una de las que dicen ser la verdadera sea la verdadera… dicen que aquellos que no profesen esa religión serán apartados del paraíso y condenados eternamente.
Y digo yo, ¿qué culpa tienen aquellos que nunca oyeron hablar de esa religión? Me refiero, por ejemplo, a los esquimales, a ciertas tribus de África, a rincones perdidos en el corazón de Australia… Nadie les ha hablado de este Dios y de la redención, y sin embargo muchos de ellos han creído en algún Dios o dioses a quienes deben los dones de la tierra y su propia vida, y muchos de ellos han llevado una vida recta y honrada. ¿Van a tener condenación eterna sólo porque no tuvieron la oportunidad de escuchar la voz de esta doctrina? ¿Y todos aquellos que vivieron muchos siglos antes de que dicha religión fuese instaurada? Esos, desde luego, no tuvieron oportunidad de escuchar ni una sola palabra sobre dicha religión. ¿Son culpables por ello?
Un lector de mis blogs me hizo un amplio comentario en donde decía a este rspecto, entre otras cosas, que: “La Biblia habla de estas personas… ‘cuando los que no son judíos ni tienen la ley hacen por naturaleza lo que la ley manda, ellos mismos son su propia ley, pues muestran por su conducta que llevan la ley escrita en el corazón. Su propia conciencia lo comprueba, y sus propios pensamientos los acusarán o los defenderán el día en que Dios juzgará los secretos de todos por medio de Cristo Jesús, conforme al evangelio que yo anuncio’, (Romanos 2:16) Doy la cita por si la quieres buscar. ¿Esto que significa? Todas las personas, sean de la tribu que sean, tienen ‘la ley escrita en su corazón’, esto es, saben lo que es hacer bien y hacer mal, y en base a lo que hayan hecho durante su vida, darán cuenta en el juicio que Dios nos hará a todos cuando esta historia se termine. No dice que todos serán condenados, sino que todos serán juzgados, y el juicio de Dios es justo porque se trata de la justicia de Dios, no la de los hombres.
Hasta aquí, perfecto. Pero yo voy más allá… mucho más allá. La Tierra es un insignificante grano de arena, hay miles de millones de planetas en el Universo y, entre ellos, la razón me dice que hay también muchos capaces de albergar la vida, incluso la vida humana; y la fe me dice que Dios no ha limitado su creación a este insignificante punto que es la Tierra, sino que también, mucho más allá de donde alcanza nuestra imaginación, hay otras civilizaciones. En realidad sería completamente absurdo creer que entre los miles de millones de planetas habitables que hay en todo el universo, sólo esta insignificante Tierra haya albergado vida humana, una vida que –por otra parte- sólo ha aparecido hace muy poco tiempo y dentro de poco tiempo (en términos astronómicos) volverá a desaparecer. Entonces me pregunto: ¿Habrán tenido la oportunidad de escuchar este mensaje? ¿Y si no? ¿Van a ser condenados por ello? ¿Sólo porque la Tierra fuera el hijo mimado de Dios y se olvidó de los demás? No lo creo.
Ninguna religión ha sabido dar respuesta a estas preguntas y sólo saben volver a sus propios textos para reafirmarse en sus creencias, obviando que exista siquiera la posibilidad de hacer estas preguntas. Y los textos de la Biblia han demostrado tener mucho de cierto… pero también mucho de “cuento” para que las mentes de las gentes de aquella época fueran capaces de entenderlo. ¿O es que acaso te imaginas unos textos bíblicos hablándoles a aquellas gentes del ADN, de los átomos, etc.? Como prueba de esos cuentos, aquí te dejo este enlace en donde expuse hace unos años cómo es “materialmente imposible” lo que nos han contado del arca de Noé, lo titulé “La Biblia es un cuento… basado en hechos reales”:
http://palabrasinefables.blogspot.com.es/2012/11/la-biblia-es-un-cuento-basado-en-hechos.html
Por mi parte, yo creo que la fe en Dios, la vida recta y honrada, el hacer el bien a cuantos nos rodean, el desarrollar nuestras capacidades para mejorar cada día… todo eso es lo que lleva a la salvación del alma, se haya escuchado o no la doctrina instaurada por cualquier religión.