He leído recientemente un artículo de ésos que me recuerdan en qué país vivo. Puedes leer aquí una historia muy triste, que es no es otra que la de siempre: desde que nacemos, los políticos tratan de inculcarnos la cultura de que las empresas y los emprendedores son malos, estafadores y traidores de los Principios Fundamentales del Movimiento... (Perdón, se me fue; quería decir la Constitución).En este país sigue muy arraigado eso de obligar a pagar impuestos desde el momento en que alguien piensa montar una empresa, que los siga pagando aun cuando no ha empezado a generar riqueza ni para él, ni para sus empleados ni para su país y de que siempre sea considerado un presunto estafador, defraudador y criminal. Pues sí, esto es España.Mientras tanto, un político que miente más que habla delante de todos y viaja en una clase super-exclusiva en el AVE, que no existe en ningún otro país, ideada por esa misma élite fachoide que nos gobierna desde la izquierda, la derecha y el centro, tiene todos los parabienes del sistema de por vida. Y un ciudadano (le quitaría el prefijo "ciudad" a la palabra) que se jacta de defraudar al sistema falsificando peonás o cobrando subsidios mientras trabaja sin declarar sus ingresos, es el ídolo del barrio.En definitiva, si cuando tenga hijos sigo sin estar viviendo en un país civilizado, les diré eso de que las empresas son caca para el sistema, que se busque un buen enchufe y que procure trincar, que es lo que le dará una buena reputación por estas latitudes cuasi-subtropicales.www.antonioflores.es