El Reino Unido acaba de dar luz verde a una modificación de la fecundación
in vitro encaminada a evitar la transmisión de enfermedades de origen mitocondrial: además
del óvulo y el espermatozoide acostumbrados, se empleará un óvulo
de donante, del que se extraerán mitocondrias sanas para trasplantar al embrión
que se confecciona.
Además de recibir el ADN normal de su madre y su
padre, a un niño se le dará también una pequeña cantidad de ADN
mitocondrial sano de una mujer donante. Las enfermedades mitocondriales pueden ser devastadoras, afectando a
los órganos principales y causando desde la ceguera a la pérdida de masa
muscular.
La cuestión se venía discutiendo desde hace meses
en ambientes bioéticos, argumentando que es el comienzo de los hijos de diseño
(es muy dudoso), o que es un hijo con tres padres. Es obvio que esta
última objeción no tiene sentido, como se puede ver en el artículo La paternidad del donante: un niño
fabricado no tiene padre; lo que cabe oponer es que fabricar un hombre en el
laboratorio atenta contra la diginidad humana, al igual que el resto de las fecundaciones
in vitro.