Empezamos a notar este proceso alrededor de los 18 meses, cuando nuestro pequeño comenzaba a querer a hacer un montón de cosas él solo, cuando nos decía "yo solo, tú no" cuando puedo hablar. Ahora, estas ganas imperiosas de valerse por sí mismo todavía son mayores, y hay que respetarles, dejar que prueben y que intenten hacer las cosas por sí mismos. Ayudarles en lo necesario, y enseñarles los pasos que hay que realizar, pero estimulando y fomentando su autonomía.
Sobreprotegerles, hacer por ellos las cosas que ya saben hacer no conduce más que a la inseguridad del niño, que cree que no es suficientemente válido para hacerlo solo y acaba acomodándose se acostumbra a que nosotros, los padres, le sigamos dando de comer, le vistamos y lavemos.