Cuando nuestro pequeño nos desobedece una y otra vez, sea lo que sea lo que le digamos es probable que como padres nos invada la sensación de haber perdido el control de la situación! Es como si nada de lo que hagamos o digamos tenga algún efecto sobre él, le reñimos, castigamos, sermoneamos pero ... sigue comportándose igual. ¿Realmente es verdad que nada funciona ya con él?
Educar es un trabajo a largo plazo e inculcar normas a nuestros hijos forma parte precisamente de este trabajo educativo que no siempre es fácil, nos genera dudas y nos planta constantemente cuestiones como las siguientes
"¿Cómo consigo que mi hijo me obedezca sin tener que estar siempre riñéndole?"
Esta es una cuestión que muchos padres y madres nos realizamos casi desde que cumplen los dos años, momento en el que nuestros pequeños empiezan a probar una y otra vez dónde están los límites de lo que pueden hacer.
Los niños por regla general intentan siempre saltarse las normas, ponernos a prueba, saber hasta dónde pueden llegar, hasta dónde les dejamos llegar y cuál es nuestra reacción si sobrepasan los límites marcados. Este comportamiento es absolutamente normal, y es justo aquí cuando debemos permanecer firmes ya que si cedemos ... es probable que nos cueste mucho más seguir poniendo normas y que las respeten.
¿Es desobediente o le ocurre algo más?
Debemos distinguir entre un niño que nos desobedece de forma puntual, ya sea porque tiene un mal día, está cansado, tiene sueño, hambre ... del que lo hace constantemente, y así mismo saber diferenciarlo de un niño que pueda tener algún tipo de trastorno como TDAH o un trastorno de la conducta o de la personalidad.Si nuestro hijo, presenta varias de las siguientes conductas, podemos empezar a sospechar que no se trata de un simple caso de desobediencia:
- Parece que está sordo cuando se le habla.
- Hay que repetirle TODO veinte veces hasta que lo hace.
- Deja la mayoría de cosas sin terminar.
- No se entretiene con nada.
- Es muy despistado, se olvida que debería hacer.
- No sabe organizar sus tareas ni su tiempo.
- Necesita atención y supervisión continuas.
- Su desobediencia o rabietas son anormalmente intensas o continuadas
- No se está quieto ni un solo minuto.
- Desafía a los mayores.
- No se atiene a ninguna norma.
- Es anormalmente agresivo, etc…