Los bebés que
terminan desarrollando autismo cuando tienen dos, tres o más años generalmente tienen una
cabeza de mayor tamaño que la media en el primer año de vida. Ello ha abierto
muchos interrogantes sobre un posible exceso en los procesos de desarrollo
neuronal o que la poda y eliminación selectiva de neuronas, prolongaciones y
conexiones que se produce en el cerebro en los primeros años no tenga la misma
extensión en los cerebros de estos niños. Es decir, esa cabeza más grande
representa un cerebro más grande y ese crecimiento superior a la media puede
ser por la formación de un exceso de componentes o por una eliminación menor de
la que se produce en condiciones normales. La pregunta era si es un tema
exclusivo de la cabeza o si era un tema generalizado, de todo el organismo. Un
estudio realizado por varios grupos norteamericanos de las universidades de
Yale y Emory han encontrado la respuesta. Identificaron varios grupos de niños
con autismo (n=64), trastornos generalizados del desarrollo, no especificados
(n=34), retraso global en el desarrollo (n=13) y niños con desarrollo típico
(n=55). En comparación con los controles, los niños con autismo eran más largos
a la edad de 4,8 meses, tenían una mayor circunferencia de cabeza a los 9,5
meses y pesaban más a los 11,4 meses. Ninguno de los otros grupos incluidos en
el estudio mostraba unos cambios parecidos. Los niños con autismo que estaban
en el 10% superior de tamaño tenían una mayor gravedad de los déficits sociales
y una menor capacidad adaptativa. La conclusión es que los niños con autismo
experimentan un crecimiento de su circunferencia cefálica en su primer año de
vida. Ello no obstante, este fenómeno refleja un proceso generalizado que
afecta otras características morfológicas incluyendo el peso y el tamaño. Este
estudio sugiere que debemos estudiar otras factores que afecten no solo al
desarrollo cerebral sino también al conjunto del crecimiento corporal.
Revista Salud y Bienestar
Los bebés que
terminan desarrollando autismo cuando tienen dos, tres o más años generalmente tienen una
cabeza de mayor tamaño que la media en el primer año de vida. Ello ha abierto
muchos interrogantes sobre un posible exceso en los procesos de desarrollo
neuronal o que la poda y eliminación selectiva de neuronas, prolongaciones y
conexiones que se produce en el cerebro en los primeros años no tenga la misma
extensión en los cerebros de estos niños. Es decir, esa cabeza más grande
representa un cerebro más grande y ese crecimiento superior a la media puede
ser por la formación de un exceso de componentes o por una eliminación menor de
la que se produce en condiciones normales. La pregunta era si es un tema
exclusivo de la cabeza o si era un tema generalizado, de todo el organismo. Un
estudio realizado por varios grupos norteamericanos de las universidades de
Yale y Emory han encontrado la respuesta. Identificaron varios grupos de niños
con autismo (n=64), trastornos generalizados del desarrollo, no especificados
(n=34), retraso global en el desarrollo (n=13) y niños con desarrollo típico
(n=55). En comparación con los controles, los niños con autismo eran más largos
a la edad de 4,8 meses, tenían una mayor circunferencia de cabeza a los 9,5
meses y pesaban más a los 11,4 meses. Ninguno de los otros grupos incluidos en
el estudio mostraba unos cambios parecidos. Los niños con autismo que estaban
en el 10% superior de tamaño tenían una mayor gravedad de los déficits sociales
y una menor capacidad adaptativa. La conclusión es que los niños con autismo
experimentan un crecimiento de su circunferencia cefálica en su primer año de
vida. Ello no obstante, este fenómeno refleja un proceso generalizado que
afecta otras características morfológicas incluyendo el peso y el tamaño. Este
estudio sugiere que debemos estudiar otras factores que afecten no solo al
desarrollo cerebral sino también al conjunto del crecimiento corporal.
