Revista Cultura y Ocio

Niños hiperactivos en la clase de ballet

Por Maria-Doval @mariadoval

Si hay una actividad beneficiosa para los niños con TDAH es la práctica del ballet. Pero para tratar estos casos es necesario una intervención desde diferentes ámbitos, que incluya un tratamiento farmacológico, psicológico, y la cooperación de padres y maestros.

En este sentido, la práctica del ballet es beneficiosa en si misma, pero requiere información y competencia por parte del profesor. No debemos olvidar que la danza ejerce en muchos casos como complemento terapéutico en variados trastornos y el TDAH, Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, es uno de los motivos por los cuales recibimos este tipo de alumnos en clase.

Cabe señalar, que a menudo son los educadores los que encienden la señal de alarma, ya que existe bastante desconocimiento sobre el tema, y en ocasiones los padres no tienen la información necesaria. También hay casos en que los padres no pueden, o no aceptan reconocer el trastorno que sufre el pequeño, o simplemente se niegan a hacer la consulta médica que exigimos, razón por la cual se hace bastante difícil actuar de manera unilateral sin la terapia psiquiátrica y la ayuda familiar necesarias. Resulta normal que muchos padres tengan miedos u otras preocupaciones debidas a falsos mitos que existen en torno al TDAH, como creer que es una forma de etiquetar a niños difíciles, o bien, que es un problema leve que desaparece con la edad. Podría afirmar que es muy frecuente advertir estas creencias en los padres, que suelen justificar la conducta de sus hijos con aquello de que “son pequeños”, sin más.

¿Qué niños pueden ser aceptados en la clase de ballet?

Aquellos que están diagnosticados y bajo tratamiento, y los pequeños cuyos padres están dispuestos a consultar con el pediatra si el profesor lo solicita. Niños que no reciben tratamiento alguno y entorpecen el desarrollo normal de las clases no pueden acceder a las mismas. Si el profesor no tiene apoyo familiar y médico, las clases de ballet no serán beneficiosas para el alumno.
Es preciso tener en cuenta que los niños con TDHA no requieren ningún tipo de clase especial ni diferenciada con respecto a otros niños. Los niños hiperactivos pueden y deben compartir sus actividades con el resto de sus compañeros bajo las intervenciones oportunas e individualizadas de su profesor que debe estar preparado para atender a estos casos. Los niños diagnosticados de TDHA no tienen porque considerarse con menor capacidad intelectual o desarrollo que otros niños de su edad.

¿Por qué son beneficiosas las clases de ballet para niños con TDHA?

Las clases de ballet son un método de terapia que encaja con certeza en lo que debería ser el tratamiento para los niños con este trastorno. Además, los niños con TDHA se inclinan por las actividades físicas.

  • El ballet es una disciplina correcta y lógicamente estructurada.
  • El ballet fomenta el autocontrol.
  • Establece rutinas y normas de trabajo y convivencia.
  • Está organizado en tareas cortas y variadas.
  • Estimula la memoria.
  • Las instrucciones del maestro suelen ser claras, cortas y precisas. La información está simplificada.
  • En las clases de ballet las rutinas están previamente pautadas, de modo que el niño sabe lo que viene primero y después, afianzando su autoconfianza.
  • Los cambios de ejercicios y el aprendizaje de nuevos pasos se realizan de forma lenta y gradual en el tiempo para evitar la ansiedad en los más pequeños.
  • Mejora la autoestima.
  • Promueve la búsqueda natural de logros y objetivos gratificantes para el niño.

 

Ballerina

 

Ahora bien, ¿Cuándo debemos advertir que tenemos un niño con TDHA en clase?

Los casos de TDHA son muy variados, aunque existen ciertos ítems que debemos tener en cuenta:

  • Si presenta rabietas constantes.
  • Si se aísla de sus compañeros.
  • Si su conducta es desorganizada.
  • Si es impulsivo o agresivo.
  • Si no atiende instrucciones simples.
  • Si no es capaz de mantener su atención en ninguna actividad.

Jamás debemos hacer una afirmación sin estar avalados por un diagnóstico médico preciso. No obstante es fundamental conversar con los padres y exponer lo que está pasando en las clases. Un niño que es incapaz de acatar indicaciones simples como sentarse, ponerse de pie, hacer un círculo, etc, tampoco es capaz de centrar su atención en ejecutar un paso de ballet sencillo o escuchar la música. Para que la clase sea eficaz debemos tener un diagnóstico y actuar en consecuencia.

¿Cómo podemos ayudar a estos niños?

La clase de ballet será a lo largo del tiempo una terapia positiva si añadimos ciertas pericias pedagógicas. Tenemos que saber que el ballet solo, o el tratamiento farmacológico aislado de normas y pautas de actuación no servirán de nada. La cooperación e intervención debe ser conjunta en el ámbito escolar, familiar y sanitario.

Para ello, los profesores debemos seguir buscando formación que nos ayude, siempre teniendo en cuenta las limitaciones que tenemos como educadores, ya que no somos competentes en otras áreas. No obstante, nuestra porción de trabajo es fundamental para el desarrollo social y cognitivo del pequeño.

Por tanto:

  • Debemos disponer ejercicios adecuados a sus capacidades y que ellos puedan realizar con éxito.
  • Debemos mostrar confianza en sus habilidades.
  • Reconocer su esfuerzo y sus logros.
  • Escuchar a los niños y dialogar. Dedicar unos minutos de la clase a conversar con ellos para que cuenten las novedades del día. Si alguno se ha peleado con un compañero del cole o ha tenido algún conflicto puede contarlo en clase de ballet donde las bailarinas intentamos ser su grupo de apoyo. La pertenencia a un grupo y el hecho de poder ser escuchado les aporta seguridad y confianza (no solo a los niños con TDHA, si no a todos en general)
  • Alternar ejercicios más intensos con otros más relajados. No es aconsejable fomentar la excitación del grupo durante un tiempo prolongado.
  • Establecer claramente las normas de la clase y pactarlas con todos.
  • Establecer las consecuencias de la transgresión de esas normas.
  • Repetir instrucciones si es necesario.
  • Dar responsabilidades simples. Cada día podemos elegir un ayudante del profesor que repartirá los materiales o ayudará a ordenar los CDS, o cualquier tarea sencilla que consideremos oportuna.

Por último, es preciso que los padres procuren buscar información si sospechan que sus hijos pueden padecer este trastorno. Y no dejar de visitar a su pediatra.

 

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