Revista Infancia

Niños y habilidades sociales

Por Sramosa @sramosa

niños habilidades sociales

El desarrollo de las habilidades sociales de los niños es muy importante. La psicóloga Raquel Martín Prieto explica cómo debe ser su desarrollo y las ventajas que tiene para los menores.

La Asertividad, la Inteligencia Emocional, el Autoconcepto y la Autoestima son habilidades necesarias para el desarrollo social saludable en la infancia. Cuanto antes se empiecen a fomentar y a establecer mucho mejor para los niños.

Una manera de fomentar estas habilidades sociales es exponiendo al niño en un entorno de relación con su grupo de iguales, es decir, intentar que pase más tiempo entre niños. Para ello, en función de la edad del niño, es más que aconsejable la asistencia desde edades tempranas a guarderías. Cuando el niño ya es más mayor, la asistencia a colonias urbanas o campamentos de verano puede resultar muy positiva, dado que, en el colegio, la relación social se lleva a cabo en base a unas directrices, y en los ambientes lúdicos de los campamentos, la relación es muy diferente, más espontánea.

Beneficios de las habilidades sociales de los niños

Algunas de las ventajas de la relación de los niños con sus iguales son:

  • Aprendizaje de las relaciones sociales. La pronta relación de los niños con su grupo de iguales hace que aprenda las normas de relación y compañerismo que no son capaces de aprender en un entrono en el que todo lo que tienen es suyo y no tienen la necesidad de compartirlo con nadie, a menos que tengan un hermano (aunque incluso en estos casos cada uno puede tener sus cosas y su espacio, de modo que esa interacción puede ser evitada).
  • Establecimiento del autoconcepto y la autoestima. El autoconcepto está formado por el conjunto de características que conforman la imagen que el niño tiene de sí mismo (físicas, sociales, intelectuales,…). Estas características van cobrando forma y fuerza a medida que el niño se va desarrollando, por eso resulta de vital importancia que quede correctamente establecido en cada una de las etapas de desarrollo. La autoestima, por su parte, es lo que un niño piensa y siente sobre las características que posee. En conjunto, la autoestima y el autoconcepto se extraen de las experiencias vividas por cada uno, de modo que cuanto más ricas y valiosas sean esas experiencias, mejor se sentirá el niño consigo mismo y será más optimista y vivaz.
  • Tolerancia a la frustración. Un niño al que no se le da la opción de equivocarse, de perder, de caer y de volver a levantarse no sabe lo que se siente cuando pasa esto, no ha aprendido a gestionar ese sentimiento de rabia que le nace. En un entorno controlado siempre intentaremos que el niño sufra lo menos posible, y a veces pecamos de protectores.
  • Desarrollo de personalidad resiliente. Las relaciones tempranas con su grupo de iguales favorece el nacimiento de aptitudes sociales y resolutivas que permitan al niño tener cierto control sobre su propia vida.
  • Disminución de la dependencia. Que el niño descubra por sí mismo las ventajas e inconvenientes de sus acciones, hace que el niño sea menos dependiente, menos miedoso y más extrovertido.

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