Una agradable sorpresa me esperaba en mi correo, un mensaje de uno de mis lectores ( el padre de mi hija, ja,ja), en el cual me pedía que tocara un tema que le había tocado vivir en su infancia y que tras un viaje en coche con Magdalena, le había parecido necesario y útil trasladarlo a un post.
Transcribo porque el propio mensaje ya lo dice todo.
Eso sí: una petición de un lector: no habría la posibilidad de que escribieras un post dedicado a la siguiente situación muy común:
Niño que hace 'música' (golpes con bolis, cuchillos, tenedores...o que canta, murmulla melodías...) Y que es interrumpido casi siempre brûscamente por otros adultos censurándole la acción por molesta ?
Sí, es autobiográfica. La pensé hace unos días, y hoy en el coche me he vuelto a acordar cuando Magdalena se ha tirado casi 1 hora haciendo sonidos con la voz disonantes y poco melódicos.
En ningún momento se me ha pasado por la cabeza decirle que parara, pq sé, por propia experiencia, que en su cabeza estaba ocurriendo música, y que lo que me llegaba era solo una parte de la sinfonía.Tiene un instinto musical que le hace crear música mentalmente con 3 años, y sé que esto es muuuy común. (roberto también verdad?)A mi esto me parece muy importante, porque yo he vivido cómo se me censuraba constantemente mis sonidos y ruidos que escapaban del interior de mi cabeza donde una bella melodía estaba sucediendo.Igual no te parece motivador para un post, pero como fiel lector de todos tus posts me he permitido esta licencia.Solo añado posibles ideas para evitar llamarles la atención y no volvernos locos:Ponernos tapones
Pasar a la ensoñación trayendo a la mente algún suceso muy agradable.
Invitarle a hacerlo en algún lugar donde retumbe menos como el exterior ( siempre y cuando no sea hora de siesta)
Pensar que, como bien nos demuestra Jesús, es algo fantástico que está sucediendo en su interior y que si lo bloqueamos será como si pretendiéramos encerrar mariposas de colores dentro de un frasco. Bien que aguantamos las torturas del dentista por no decir cuando nos abrimos de piernas ante el ginecólogo. No nos gusta pero sabemos que el sacrificio es por un bien mayor: La prevención.
Aquí lo que estamos previniendo, o mas bien, protegiendo, es la libertad de la creación, la manifestación del espíritu, el porque de nuestra existencia.
A Dios gracias, a Jesús no se lo "mataron" pero si le frustró lo suficiente como para que después de treinta y tantos años siga siendo un recuerdo amargo de su infancia.
El video es de una de mis canciones favoritas de Jorge Drexler "Todo se transforma"...aunque escuchándola hoy me doy cuenta de que lo que el libro propone nos pide trascender de alguna manera este tópico de se da lo que se ha recibido. Nos pide romper la inercia para rectificar y transformar una mala experiencia en la infancia en una base de comprensión de lo que necesitan nuestros hijos hoy.