por Jose Arahal
A lo largo de un proceso de coaching, las funciones del coach van cambiando pasando por una serie de etapas, de forma progresiva o saltando de una a otra según sea más adecuado para el cliente. Personalmente, siempre he priorizado la adaptación al estado del cliente que el seguimiento de procedimientos prefijados.
La evolución del proceso tiene un eje específico basado en los objetivos que se quieren conseguir, lo que sería el método GROW aplicado al proceso completo. Sin embargo, de la mano de Robert Dilts, he descubierto una serie de roles que el coach puede ir asumiendo durante el proceso y que en la mayoría de los casos siguen un órden lógico, al fundamentarse en unos niveles de apoyo para el aprendizaje y el cambio. Entre todos ellos marcan una hoja de ruta que puede ser muy útil para la contextualización de las distintas sesiones que componen un proceso completo.
Los seis roles del coach son:
1.- Cuidador y guía: Un guía es alguien que te lleva por un camino que ya ha realizado, aquí estriba la importancia de que el coach conozca el proceso como coachee, que haya tenido la experiencia de haber sido acompañado en un camino de crecimiento personal. Como cuidador, el coach dispondrá un entorno seguro y que ofrezca apoyo para iniciar el proceso de coaching.
2.- Entrenador: Este es el aspecto más esencial del coaching, la preparación del cliente para conseguir sus objetivos, mediante la extracción y refuerzo de sus habilidades, partiendo de la toma de conciencia y la generación de autocreencia.
3.- Maestro: Un coach no es un formador, pero en ocasiones, la manera más práctica de desarrollar capacidades cognitivas es ofrecer esquemas mentales nuevos que puedan servir de referencia antes de explorar nuevas estrategias.
4.- Tutor y mentor: El cliente es agogido por el tutor de forma personal en un proceso de aprendizaje orientado a su propio descubrimiento. Como mentor, el coach influye a su cliente a nivel inconsciente mediante su ejemplo y modelado a todos los niveles, pero especialmente en el de los valores.
5.- Patrocinador: esta función consiste en reconocer y aceptar la identidad de la persona a la que se le ofrece coaching, animándole a superarse a sí mismo y poniendo a su alcance recursos la para la consecución de sus objetivos.
6.- Despertador: el despertar en el coaching se produce en el nivel de la visión, la misión y el espíritu. El coach ofrece contextos y recursos para esta experiencia y acompaña con su propia integridad y coherencia, conectando sus propia misión con la del cliente.
Cada nivel de apoyo requiere una cualidad distinta por parte del coach, así como unas herramientas específicas. Pero el Coaching, con “C” mayúscula, necesitas que todas intervengan, de forma complementaria, en el proceso. Este nivel de compromiso es una de las cosas que hacen de esta metodología algo completamente diferente a todo lo que se ha conocido antes.
Autor José Arahal.
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