Joan Miró 269
07015 Palma de Mallorca (Islas Baleares)
Habitación: 711
Fecha de entrada: 25/08/15Tarifa: 250€
Lo que había sido un hotel de referencia en la Palma de los 50 acabó en la ruina y el abandono hasta finales de los 90 que la Cadena Santos decidió sacarlo de su letargo y convertirlo en el palacio que es actualmente. Ubicado a un par de fincas del Palacio de Marivent, en un extremo de Cala Major ocupando un edificio de siete alturas, soso desde la calle por la que se accede, majestuoso desde la playa que le acoge. La composición arquitectónica hace que la recepción quede ubicada en el quinto piso.
Tras la puerta giratoria, a la que viene a saludarnos un mozo que se hace cargo de nuestras maletas, entramos en un gran lobby de mármol blanco. A la izquierda el mostrador de recepción, de madera oscura, a la derecha una amplia zona decorada con antigüedades y varias butacas para la conversación. De frente, tras unas brillantes cortinas se adivina una preciosa terraza con incomparables vistas al mar que muere allí mismo en una pequeña -y tan sucia como concurrida- playa. El director del hotel ocupa un pequeño escritorio junto a la recepción y da la bienvenida o despide, personalmente a los huéspedes.
Maite en recepción nos atiende con la misma rapidez y eficacia que simpatía. Nos pide los DNIs mientras nos pregunta por el viaje y nos explica algunos servicios y horarios del hotel. Mientras, un compañero, que sonríe, fotocopia los documentos y un camarero, que también sonríe, nos sirve dos copas de cava. Enseguida nos entregan las llaves mientras terminan de explicarnos todas las opciones del hotel y cómo funciona su wifi... Atravesando ese elegante hall que al final hace las veces de cafetería llegamos a los ascensores. Hay dos. Uno más grande que el otro que resulta algo estrecho. Bien iluminados, recubiertos de espejos y con algunos carteles de los servicios del hotel por plantas.
A la salida del ascensor nos encontramos en un cálido distribuidor atravesado por unas elegantes escaleras. Moqueta marrón oscuro en el suelo, paredes oscuras, luces indirectas y puntuales. Puertas de madera oscura.
Al abrir la puerta de la habitación entramos en un corto pasillo. A la derecha un gigantesco armario de puertas correderas. Medio, vestido con baldas (y la caja fuerte) y el otro medio, con colgador. Una decena larga de perchas variadas, un cepillo de ropa y un calzador completan el set. A la izquierda, la puerta del baño. Un paso más adelante entramos en el dormitorio.
Todo el suelo es de una agradable y coqueta moqueta marrón clara. Las paredes con un vescom claro. Aunque la habitación no es muy grande el espacio es suficiente. Dos camas con un cabecero acolchado, a sus pies un maletero con un espejo de cuerpo entero, un escritorio y un armario con el minibar y una enorme tele de plasma encima. Junto a la terraza, una butaca y una mesa de centro.Sin duda lo más espectacular de la habitación es la enorme terraza con impresionantes vistas a la bahía de Palma. Dos sillas de mimbre con una mesa y dos confortables tumbonas para disfrutar del espectáculo que ofrece el mar.
La mesa es cómoda para el trabajo aunque quizá se quede un poco pequeña con la cantidad de cosas que ofrece. Además de un soporte con folletos del hotel y la cadena, hay una cafetera tipo Nespresso, con una cajita dorada que ofrece varios cafés y tés en cápsulas así como azúcar; una lámpara de escritorio y una cubitera con hielo y con una botella de cava de cortesía. En la pared de enfrente hay enchufes para el portátil... El wifi es gratuito y funciona con una sencilla clave. A veces resulta un poco lento sobre todo para vídeos, comunicaciones con imagen... A un lado del escritorio hay un maletero. Al otro, el minibar fantásticamente surtido.
Las camas son muy cómodas. Con dos almohadas y un suave y ligero nórdico. La lencería es de hilo y hace un dibujo de rayas muy agradable al tacto. El descanso es más que óptimo. Ambas camas están enmarcadas en un cabecero de madera oscura, con un acolchado en tonos grises. A cada lado sendas mesillas con interruptores para encender y apagar todas las luces y un par de enchufes para los teléfonos. En una de las mesillas un teléfono y un block de notas con un bolígrafo. En la otra un periódico local, y otro nacional. Sobre ellas dos lámparas de noche, y dos flexos dirigibles de lectura. El silencio interior es perfecto y el exterior igual, aunque da gusto dormir con la ventana abierta escuchando el rumor de las olas que rompen allí mismo. El foscurit, los visillos y las cortinas frenan bastante bien la luz que inunda todo desde la mañana. El aire acondicionado funciona de forma muy eficaz y silenciosa con un display digital de sencillo uso. La iluminación (tres puntos en el techo, las lámparas de la mesilla y la lámpara de la mesa) es cálida y acogedora, y permite encender la que más nos convenga.
El baño puede resultar algo pequeño. Todo en mármol gris. A la izquierda de la puerta encontramos el inodoro, el bidet y una percha sobre la que cuelgan dos potentes albornoces. De frente, bajo un enorme espejo, una encimera con una pila de lavabo. Un jarroncito con una rosa natural hace de centro alrededor del que se disponen las amenities. El set no sólo es excelente en cuanto al contenido (gel, champú, acondicionador, crema hidratante, colonia, set dental, esponja, set de afeitado, bastoncillos, lima, zapatillas...) sino también en cuanto a su calidad (todas las amenities son de la colección Eau de Orange Vert de Hermes). En el frontal de la encimera dos toalleros. Un espejo de aumento y un secador (de escasa potencia) completan el servicio del baño.A la derecha de la puerta una bañera con una mampara de cristal. Sobre ella un toallero con dos toallas de baño. La lencería es perfecta: limpia, mullida, grande, con el logotipo de la cadena. Quizá la grifería esté pidiendo una renovación. Funciona perfectamente, pero denota el paso del tiempo. Y sin duda, en la ducha, aunque el caudal, la temperatura y la presión son formidables, hubiéramos esperado un remate mejor, algo más potente que un buen "teléfono" con efecto masaje y distintos niveles de presión.
Antes de dormir, el eficaz servicio de habitaciones hace la cobertura: abre la cama, cambia las toallas del baño, ordena la estancia y nos deja un chocolate y unos caramelos sobre la mesilla. Tras el descanso, el desayuno buffet servido en una terraza sobre el mar es imprescindible.Un amplísimo surtido de productos (huevos, tortillas, bacon, tomate, salchichas, espárragos, salsas, judías, embutidos, quesos, patés, sobrasadas, salmón, distintas variedades de pan, ensaimadas, donuts, bizcochos, tartas, gofres, yogures y lácteos, zumos, cavas, champagnes, aguas de sabor...), un excelente café (que sirven en cualquier variedad -capuccinos, macciatos, expressos...-), un magnífico, rápido y atento servicio de Mari Carmen y unas vistas... ¡qué vistas!.
La salida en el mostrador de recepción es tan cálida como la llegada. Se interesan por nuestro viaje, por nuestra estancia, por nuestro regreso, y antes de que tengamos que pedir el taxi, ya está solicitado.
Calidad/precio: 9
Servicio: 10
Habitación: 9
Baño: 8.5
Estado de Conservación: 9.5
Valoración General: 9