Hay un hombre en España que puede con todo, o mejor, con nada. Un hombre subido a un pedestal de conglomerado y adjetivos recitando, con la nariz de Cyrano a la espalda pegada, ese famosos endecasílabo a voz en grito: ¡Nunca fue tan hermosa la basura! Y cuando narra los eventos consuetudinarios que acontecen en el ruedo, porque nunca cuenta lo que pasa en la plaza, no entiende un NO como una casa de grande que brota de los tendidos y lo llama rebuzno. Pero ese rebuzno es como el del asno de Iriarte: aunque nos comamos la paja que nos echan, no olvidamos lo que es el grano; y así toda la ristra de NOES que muy de vez en cuando brotan de los corazones cada día…