Año xacobeo, Santo o Compostelano... como más nos guste de describir.
Miles de personas han hecho el camino hasta llegar a Santiago de Compostela, preciosa ciudad, con una magia que no sabría explicar
Pero hoy no voy a recrearme en la belleza de tal ciudad, que me tiene enamorada desde que la conocí hace ya algunos años.
NO A LA VISITA DEL PAPA. Así de claro, alto y en mayúsculas, menos aún como representante de la Iglesia Católica.
El camino es algo especial, el camino está especialmente dedicado a aquellas almas que necesitan y quieren encontrar paz para el espíritu a través de los caminos y de las gentes con quien lo compartirán. Grandes amistades han nacido de unas jornadas de caminar, y a pasar la noche en los refugios que se habilitan para ello, todos juntos, compartiendo y hablando para conocernos todos, saber y aprender todos de todos, porque entre otras cosas esa es la grandeza de hacer el camino.
Desprovistos de joyas, de suntuosidades, de banalidades y de todo lo material innecesario. Un buen calzado para soportar las largas jornadas, chubasquero, ya se sabe que en Galicia puede llover ( y Por dios que lo haga, es precioso)alguna ropa para cambiarnos, no excesiva y poco más y un pequeño botiquín con lo más necesario, todo ello en una mochila que no deberá de pesar demasiado y como buen peregrino un buen palo que tomaremos en nuestra mano al comienzo de nuestro andar para apoyarnos en él, ganas y fe, fe unos en una religión y otros en los hombres, da lo mismo, cada uno tiene sus motivos para comenzar tal hazaña, como articulo de lujo un libro o una libreta donde ir apuntando todo aquello que no queremos olvidar porque nos hará huella en el alma.
Así es como el peregrino llega a la ciudad, y ante él se levanta majestuosa la gran Catedral en la Plaza del Obradoiro, el entrar o no es cosa de cada cual....Pero todos habremos llegados cansados pero satisfechos de lo andado, habiendo dado un respiro a nuestra alma, a nuestro espíritu, habremos enriquecido nuestra vida y alguno hasta puede que haya encontrado momentos de verdadera felicidad o sentido a su vida.
Pues todo esto que pudiese estar sacado de algún blog....y que no deja de tener una parte idealista y poética, el representante de la Iglesia Católica se lo cargará el próximo día cuando acuda a Santiago de Compostela, en su papa-móvil, rodeado de agentes de seguridad, en un recorrido donde se acercará seguramente a algunos fieles para darles la bendición y donde no podrá faltar un NIÑO para la foto...
Si asiste a Compostela en calidad de Papa, con la cabeza gacha, rezando constantemente y acercándose a los fieles para pedirles perdón, pero no a los que estén emperifollados con las mejores galas, no, si no al pobre, al indigente porque ese será el que más fe deposite en la Santa Madre Iglesia y al que más haya decepcionado. Eso es lo que debería de hacer su Santidad en calidad de la cabeza visible...
Si por el contrario asiste como un peregrino más... su llegada tendría que ser de noche, para pasar inadvertido, andando desde Roma y descalzo como penitencia por su mal trabajo en calidad humana. Pidiendo perdón al santo y arrepintiéndose de sus pecados, que seguro que alguno de los peregrinos le habría dejado claro durante el camino por si no había reparado en ellos si es demasiado mayor para tal menester, en el Vaticano está mejor.
No entro en los gastos abusivos que esto supondrá, porque además de que es una vergüenza que la Iglesia se preste a ello, la culpa de esto la tiene los gobiernos de las comunidades a donde ira su Santidad por prestarse a tal despropósito.
Si los creyentes quieren ver al Papa que vayan al Vaticano... que luego cuando se quejen del paro o de lo que ha subido el IVA el Papa no les va a dar un euro, y si necesitan reforzar su fe con su presencia pues...¡que pobres de espíritu son! A Dios no se le ve y sin embargo se cree en él.