Revista Opinión

No al racismo legalizado

Publicado el 04 mayo 2010 por Jorge Gómez A.
¿Qué clase de liberales son los miembros del partido republicano en Estados Unidos, justificando la acción coactiva del Estado sobre los individuos según su fisonomía física? ¿Defendiendo los controles y detenciones preventivas por “sospechas razonables”?
En Arizona están echando al piso la universalidad de los derechos civiles previos a cualquier orden social y legal (cualquier liberal sabe esto) al permitir detenciones según “sospecha razonable”.
La ley SB1070, promulgada por la gobernadora Jan Brewer, plantea los agentes policiales podrán detener a cualquier persona en caso de que tengan una "sospecha razonable" de que pueda ser un indocumentado. Es decir, podrán llevar a cabo detenciones arbitrarias según su criterio. Eso, aunque la misma gobernadora dijo no sabes cómo luce un inmigrante indocumentado.
Por lo tanto ¿Qué criterio habrá para que exista una sospecha razonable? La raza.
Lo cierto es que la coacción arbitraria del Estado sobre los sujetos, bajo un criterio de distinción racial, camuflada de “sospecha razonable”, se llama racismo.
Es más, los controles arbitrarios basados en criterios raciales, no sólo son subjetivos, sino que son autoritarios y están a un paso del totalitarismo y la tiranía.
Así es, porque si se permite la coacción –más allá de la legítima defensa ante una agresión actual- por la mera sospecha (basada en este caso en la fisonomía física digámoslo) ya no hay límite para la agresión del Estado por otros motivos diversos.
A otros energúmenos legisladores se les puede ocurrir detener según el color de ojos, o el tipo de corbata o ropa. También para algunos cretinos podría ser motivo de sospecha no llevar la Biblia, el Corán o el Manifiesto Comunista en la mano, y por tanto ser un individuo “un ateo peligroso; o un contrarrevolucionario”.
Incluso aunque exista aprobación mayoritaria y legal -cualquiera sea la aberración que se consagre como ley- no es legítimo. Si mañana algunos conservadores militaristas promulgan una ley -por mayoría- para prohibir el pelo largo ¿Entonces sería legítima sólo por ser de mayoría?
Si decimos sí, entonces constitucionalmente luego permitiremos las redadas para detener “chascones”, mandando al tacho de la basura otra serie de derechos civiles y ciudadanos.
Algunos olvidan que ese criterio era el que justificaba una brutalidad como la esclavitud, pues era legítima porque era legal en un momento dado.
El Estado debe garantizar la seguridad individual en cuanto a una agresión, no contra riesgos o temores remotos. No puede establecer criterios arbitrarios de sospecha –sea cual sea- sobre un grupo de ciudadanos según raza, religión, idioma, etc, pues tiene el riesgo de ejercer coacción ilegitima.
Lo cierto es que no existe ningún derecho a coaccionar a nadie, salvo que esté perpetrando en este momento y directamente un acto abierto de agresión contra los derechos de otros.
Por eso la medida en Arizona es cuestionable. Porque es arbitraria y racista pues su aplicación se determina según un criterio racial -según la mera apariencia física-. Entonces, algunos tienen total libertad de circulación y otros por ser morenos, tienen que andar con su DNI hasta en el baño por si algún agente le considera sospechoso.
¿Por qué tendrían que pedirle su DNI a alguien si está simplemente caminando y no ejerciendo ninguna agresión contra la propiedad o contra otro? ¿Se les detiene sólo por no ser como la mayoría de los blancos de origen?
Es arbitraria y racista porque deja al arbitrio personal de un policía, el carácter sospechoso de un ciudadano -sea éste ilegal o legal-.
Ahí radica lo más grave, porque entrega a ese sujeto la capacidad de discernir al ojo y según su psiquis y su personal opinión sobre la apariencia, quién es sospechoso y quién no.
Lo cierto es que la condición de ilegal no se mide en función de la fisonomía física. Y vaya que importante esto, porque ahora en Arizona los hijos de blancos e inmigrantes están bajo sospecha simplemente porque su gobierno desconfía de ellos sólo por tener la piel o la cabeza más oscura que la generalidad. Pobres minorías, se nota que los republicanos vulgo liberales ni siquiera han leído a Stuart Mill.
Y esto no se trata de un no respeto a la legalidad. Respetar la legalidad no significa estar de acuerdo con hacer legítima la coacción arbitraria del Estado sobre las personas en base a sospechas, menos aún en base a criterios como la raza.

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