Levanta la cabeza, mira hacia delante y fíjate bien. ¿Ves ese camino que se pierde donde la vista ya no alcanza a distinguir? Es tu vida. Se supone que no será un trayecto fácil, pero es lo que debería ser, y como debería ser. Es. Porque está esperando a ser vivida.
Es la magia de un nuevo primer beso y de otra piel distinta aguardando ser memorizada por tus manos.
Es encontrarte en los ojos de quienes te querrán por quien eres cuando creas que te has perdido, y caminar de la mano de quien te dará la fuerza necesaria para apuntalar tu autoestima cuando te creas derrotado.
¿Oyes eso? Es el llanto de una pequeña vida abriéndose camino hacia ti, a la que harás muy grande con el tiempo.
Son lágrimas de felicidad las que en muchas ocasiones arrasarán tus mejillas. Muchas risas, mucho amor, muchas risas otra vez. Porque es tu obligación hacerte feliz sobre todo.
Es música, son amigos, cervezas, amor, follar, follar mucho, amar una y otra vez hasta que duela. Y aunque duela.
Vida también son otros lugares, otras gentes, otras lenguas y otros aromas. Son tus pasos por los rincones de este mundo que desearás conocer. Porque dicen que vida sólo hay una, y este lugar es demasiado increíble como para irse sin haber visto de él lo suficiente. Como para que te vayas sin haberte dejado ver lo suficiente.
Es danzar con las adversidades hasta que te salgan llagas en el alma, y no abandonar. Ya cicatrizarán.
Correr, caer, levantarse, cagarse en dios y volver a caer. Gritar. Llorar. Enjugarse las lágrimas con rabia, mirar hacia delante y continuar. De eso va todo esto que llaman vivir.
“A veces hay que seguir como si nada. Como si nadie. Como si nunca”
-Frida Kahlo-
No te vuelvas para mirarme.
Yo he bailado con la vida hasta la extenuación, he reído y también me he equivocado, he bajado al infierno cien veces y me he desollado la piel otras cien con la esperanza de volver a renacer. He llorado tanto que de mis ojos consumidos ya apenas brotan las lágrimas que invoco buscando el alivio temporal del llanto.
No me preguntes. Porque si lo haces te diré que no puedes ir por ahí queriendo a ángeles paganos de alas rotas que no volverán a alzar el vuelo. No amenaces con quedarte a ver cómo ese camino largo y sinuoso se repliega sobre ti encerrándote hasta limitar tus movimientos.
No amenaces con quererme. Continúa. Como si nada, como si nadie, como si nunca.
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