La Academia solo trae la frase familiar "Echar la soga tras el caldero", que significa, dejar perder lo accesorio, perdido lo principal. En la Colección de Zaragoza, además de la citada frase, leemos el adagio de, Allá irá la soga tras el calderón, con el cual, no engañarme, puede zaherirse a los que todo lo malbaratan y derrochan, o puede hacerse burla quizás de los que no dejan a otro a sol ni a sombra remedando sus acciones.
Cuando Sancho ya amoscado por no topar con el alcázar o palacio de Dulcinea, maldice de él diciendo que le vea comido de perros (n.° 174), don Quijote pone freno a su lengua con las siguientes palabras: " Habla con respeto, Sancho, de las cosas de mi señora, y tengamos la fiesta en paz y no arrojemos la soga tras el caldero. Yo me reportaré, respondió Sancho, pero ¡con qué paciencia podré llevar, que quiera vuesa merced que de una sola vez que vi la casa de nuestra ama la haya de saber siempre y hallarla a media noche, no hallándola vuesa merced, que la debe de haber visto millares de veces".
En este pasaje, único en que Cervantes alude al refrán, parece que usa de la frase arrojar la soga tras el caldero en el sentido de echarlo a doce, o echarlo todo a rodar.
Para expresar que no debe sentirse la pérdida de lo accesorio cuando se salva lo principal tenemos el adagio:
-Si se perdieron los anillos, aquí quedaron los dedillos.
IMAGEN: EL COMERCIO
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