Revista Educación

No busco ligue (basado en hechos reales)

Por Siempreenmedio @Siempreblog

A punto de dar las siete de la tarde, observo que en mi whatsapp hay un mensaje de un número que no tengo asociado a un contacto. Lo primero que pienso siempre cuando esto me sucede es “¿a quién le habré dado mi móvil que yo no tengo el suyo?” Entonces, como no hay otra forma de salir de dudas, abro el hilo del mensaje. (Reproduzco la breve conversación con las faltas corregidas, después del desprendimiento de retina que sufrí cuando mis ojos vieron lo que vieron).

–Buenas tardes. ¿Qué tal? Soy Ismael, de Tinder.

Busco en mi disco duro inmediatamente tratando de descartar lo que pienso que es Tinder (¿a mí? ¡imposible!) y que al final no puedo descartar porque Tinder es lo que es.

–Ah, pues muy bien, no sé quién eres ni estoy en Tinder –le respondo (al final una es buena y piensa “pobre chico, al menos tengo que decirle que se ha equivocado”).

–Mmmmm… pues alguien me dio tu teléfono, disculpa.

–Sin problema.

Fin de la conversación. El tipo, la verdad, pues fue educado.

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Dos días después, en plena Rambla de Santa Cruz, mientras me dirigía a una reunión de trabajo, se me acerca un ciclista con mochila al hombro.

–Hola, disculpe, ¿podría decirme cómo llegar a la Clínica Parque?

–Ah, pues muy fácil, atraviese usted el Parque García Sanabria, que está justo a pocos metros a su izquierda, y dará con la calle Méndez Núñez, casi a la altura de la propia clínica, no tiene pérdida.

–Estupendo, muy amable. Cuando quiera la invito a un café.

–(Sonrisilla mía de situación embarazosa, de lárgate ya y déjame en paz).

–En serio, ¿cuándo nos tomamos un café, puedo invitarte?

Entonces es cuando una deja la cordialidad, dentro de la educación, y no se le ocurre nada mejor que decir esto:

–Anda, pedalea parriba (muy de abuela, total).

He aquí dos formas de ligar, la cual más mala, a mi modo de ver. Es curioso, dándole vueltas al asunto, cómo un mal comienzo puede dar al traste no solo con una relación afectiva, sino también de amistad. Entonces, como si no tuviera nada mejor que hacer, me descubro imaginando situaciones más inteligentes, graciosas, interesantes de ligar. No sé, todo es cuestión de gustos, desde luego, pero esas entradas buitrancas, que puede que le gusten a alguien, no digo que no, me recuerdan a lo más primigenio de nuestra especie. Yo, por mi parte, no busco ligue en estos momentos. Gracias.


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