Revista Insólito

No compartimos la mitad de nuestro ADN con los plátanos

Publicado el 28 diciembre 2021 por Tdi @RLIBlog

No compartimos la mitad de nuestro ADN con los plátanos


Es habitual leer que compartimos en torno al 98-99% de nuestro genoma con los chimpancés, una afirmación que, si bien es cierta, puede dar lugar a interpretaciones inadecuadas. Lo que sorprende más es que se afirme que compartimos la mitad de nuestro genoma con los plátanos. Aunque todos los seres vivos puedan tener un ancestro común, parece una cifra muy alta para algo que ni pertenece al reino animal.

En primer lugar, ¿es adecuado comparar la similitud de dos organismos a través de su ADN? Teniendo en cuenta que solo tenemos cuatro bases nitrogenadas en nuestro ADN, por muy diferentes que sean, sería muy difícil que no tuvieran ninguna secuencia en común. Además, partimos de una molécula cuya estructura, organización y tamaño varía de un organismo a otro. Por ejemplo, el ciliado Sterkiella histriomuscorum tiene 18 500 genes distribuidos en 16 000 cromosomas. En cambio, los humanos tenemos 44 507 genes en 46 cromosomas. Cada uno de estos también tiene un número diferente de bases nitrogenadas.

La relación genética entre los humanos y los plátanos cumple más de dos décadas. En el episodio Cracking the Code of Life del 17 de abril del 2001 (temporada 28) del documental Nova de la PBS, Eric Lander afirmaba que compartimos la mitad de nuestros genes con los plátanos, ya que hay funciones como la replicación genética, el control del ciclo celular, la superficie celular o el metabolismo que son necesarias. Aunque en su libro Almost like a whale trataba superficialmente el tema sin dar un dato concreto, en una entrevista con Robyn Williams deThe Science Show (12 de enero de 2002) de la American Broadcasting Company, Steve Jones bromeaba con los humanos y los plátanos compartíamos el 50% de nuestro ADN, pero que eso no nos hacía similares. A pesar de ello, el dato se compartió como un hecho, a veces alterando el porcentaje, normalmente para aumentarlo, a pesar de que el genoma de los plátanos no se secuenciaría hasta una década después.

No compartimos la mitad de nuestro ADN con los plátanos


Como en el ejemplo anterior, partimos de genomas de dimensiones y distribuciones diferentes. Los plátanos tienen 11 tríos de cromosomas y un total de 472,231 millones de bases nitrogenadas. Los humanos tenemos 23 pares de cromosomas y 2 861 millones de bases nitrogenadas. Hay genes que suelen ser comunes entre los organismos, que actúan sobre las funciones celulares más elementales, sin los cuales no sería posible la vida tal y como la conocemos. Aunque tengan funciones similares, tampoco son idénticos, presentando alteraciones en zonas que no son críticas. Su posición puede variar de un organismo a otro, separándose entre cromosomas o combinándose con otros genes. Incluso entre humanos, un mismo gen puede tener diferencias entre individuos. Por lo tanto, si esto es así, ¿qué contamos como similar? Si un gen presenta una pequeña mutación, altere o no su funcionamiento, ¿deja de ser similar a otro homólogo? Por supuesto, esto puede ocurrir en más genes. Según la laxitud de nuestro criterio, los porcentajes resultantes son variables.

Gracias al navegador OMA ("Orthologous MAtrix") podemos comparar los genes ortólogos, es decir, aquellos que se han conservado a partir de un ancestro común y que suelen tener la misma función, aunque no siempre. Para ello, tan solo hay que introducir los términos HUMAN (para los humanos) y MUSAM (por Musa acuminata, los plátanos). En los datos proporcionados observamos genes humanos duplicados porque se corresponden con varios genes de los plátanos. Por lo tanto, en esas más de 10 000 líneas encontramos 3 440 coincidencias. Por lo tanto, con las cifras presentes en esta entrada, los humanos tendríamos un 7,73% de genes ortólogos con los plátanos.

Lawrence Brody aseguró en How Stuff Works? que el elusivo origen de la afirmación partía de una investigación no publicada cuyo dato se incluyó en un vídeo del 2013 del Museo de Historia Natural del Smithsonian llamado The Animated Genome, donde la cifra se reducía al 41%.

El experimento no publicado consistía en predecir las secuencias de aminoácidos producidas a partir de las secuencias de de los exones, las regiones codificantes, del ADN. Luego compararon las secuencias de proteínas, que estan formadas por esos aminoácidos, generadas por cada gen en los humanos y los plátanos. Cada una de estas comparaciones se valoraba en un tanto por ciento, repitiéndose 4 millones de veces hasta seleccionar los 7 000 similitudes entre los genomas, entendiéndose como similitud una coincidencia superior a la debida por el azar. Con esto se concluyó que el 60% de nuestros genes tiene un homólogo reconocible en el genoma de los plátanos y que sus proteínas tienen una similitud media del 41% cuando se comparan sus secuencias de aminoácidos.

Por lo tanto, no compartimos la mitad de nuestro ADN con los plátanos, como hacemos con nuestros padres, sino una fracción de un porcentaje muchísimo menor que es el que se secuencia, es decir, los exones que forman el 1,1% del genoma (El 24% de nuestro genoma son intrones y el 75% restante son regiones intergénicas). Los plátanos serían un primo muy lejano a través de un ancestro común hace 1576±88 millones de años, en el eón proterozoico

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