Revista América Latina

No criminalizar la violencia popular.

Publicado el 20 febrero 2014 por Jmartoranoster

Néstor Francia.

 El conflicto interno de la oposición, en cuanto a las vías a tomar para acabar con la Revolución Bolivariana, está básicamente resuelto por el momento. Finalmente la derecha radical ha tomado el mando y al día de hoy toda la oposición, de hecho, está apoyando el plan de golpe de Estado. Es por eso es que la MUD, por voz de Ramón Guillermo Aveledo, ha llamado, en un acto políticamente irresponsable, a marchar el próximo sábado 22 de febrero. Una vez más hay que prepararse para la acción de los comandos violentos que han permanecido y en algunas localidades endurecido su acción. Por supuesto, Aveledo ha dicho que la manifestación será pacífica, pero en la actual circunstancia, y este canalla tiene que saberlo, eso no puede garantizarlo nadie. Es por ello que se debe mantener la instrucción de que las manifestaciones de los fascistas, sean pacíficas o no, no pueden recibir permiso para que se adentren en el municipio Libertador, donde están las sedes de los principales poderes públicos nacionales: Miraflores, el CNE, la Asamblea Nacional, el Ministerio Público, la Defensoría del Pueblo, la Contraloría, además de Fuerte Tiuna, la Comandancia del Ejército, la Comandancia de la Marina, la Comandancia de la Guardia Nacional. En ese sentido, hay que asumir de una vez que estamos en guerra y no pecar de ingenuos o de débiles. Que marchen en el este de Caracas, que solo se les dé permiso máximo hasta la Plaza Venezuela, si acaso.

La necesidad de mantener el municipio Libertador de Caracas libre de los fascistas la ha entendido claramente el pueblo. Hace un par de días los fascistas trataron de montar guarimbas en Caricuao y el pueblo chavista los atacó y los expulsó al grito de “¡Esto no es Chacao, esto es Caricuao!”. Clarito como el agua pura. El miércoles pasado, 19 de febrero, los fascistas trataron de tomar la Plaza Diego Ibarra, en la suposición de que Leopoldo López sería presentado a tribunales en el Palacio de Justicia, colindante con la plaza. Igualmente actuó el pueblo y los desalojó, propinándoles inclusive un par de palazos ¿Quieren imponer la violencia? ¡Entonces que no se quejen de la violencia popular!

El objetivo que se plantea la marcha fascista del sábado, en el sentido de exigir el desarme de los colectivos, es el de criminalizar al pueblo, culparlo de la violencia y desarmarlo no tanto en el sentido de las armas de fuego, sino sobre todo en el sentido moral. Nosotros creemos que la dirección revolucionaria no solo tiene que convocar al pueblo a ocupar la calle de manera permanente, sino además entender que si en algún momento se hace necesario el ejercicio de la violencia popular en defensa de la Revolución, no podemos andarnos con remilgos. No estamos diciendo que se les caiga a tiros a los fascistas (por ahora, remember Siria), pero tampoco podemos condenar al pueblo a la pasividad definitiva. Repitámoslo: esto es una guerra, así lo entiende el pueblo revolucionario y está empezando a actuar en ese sentido. Lo correcto no es prohibírselo, mucho cuidado, sino orientarlo en su justa apreciación de que no para siempre puede dejársele el monopolio de la violencia a la contrarrevolución. Prudencia, pero no pusilanimidad.

Aquí se pretende imponer el formato que se está ensayado en Ucrania, pero hay en Venezuela una gran diferencia, y esa diferencia tiene un nombre bien claro: el pueblo. No prescindamos de esa diferencia. A nosotros nos parece notable que en la situación de Ucrania solo se vea a los pro-imperialistas en las calles ¿Dónde está el pueblo ucraniano que respalda a su Gobierno? ¿Es aquel un gobierno burocrático que solo cuenta con policías para frenar a los violentos? Una de las claves de la gran y hasta ahora victoriosa resistencia siria ante los agentes del Imperio es que el pueblo está movilizado y en combate.

A pesar de que algunos, dentro y fuera del país, piensan que la Revolución está débil, la verdad es que, por el contrario, se trata de una fuerza vigorosa y consciente, con gran capacidad para resistir el embate fascista, como lo demuestra la magnífica demostración de la clase obrera petrolera el pasado martes 18. A esas fuerzas populares hay que mantenerlas en acción, en las calles, pero además prepararlas con mentalidad de combate, pues esta puede ser absolutamente necesaria si el plan fascista sigue avanzando.

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Néstor Francia

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